Las Líneas de Nazca, ubicadas en la árida meseta peruana del mismo nombre, son un enigma monumental y fascinante de la arqueología mundial. Estos geoglifos, creados entre el 500 a. C. y el 500 d. C., consisten en cientos de figuras que abarcan desde diseños geométricos simples hasta representaciones detalladas de animales, plantas y formas humanas, visibles en su totalidad solo desde el cielo. Su propósito sigue siendo un misterio, con teorías que varían desde la astronomía y la agricultura hasta rituales religiosos.
Al sur del Perú, extendiéndose hacia el desierto de Atacama, diversas civilizaciones antiguas diferentes a la Nazca optaron por expresar su legado a través de un arte terrestre impresionante. Crearon enormes obras artísticas sobre la tierra, integradas y en armonía con su medio ambiente. Estas representaciones han sobrevivido a lo largo de los siglos y, en la actualidad, se han identificado más de 5.000 de estos geoglifos a lo largo de Chile, testimonio duradero de estas culturas ancestrales.
El desierto de Atacama se extiende por las regiones de Arica y Parinacota, Tarapacá, Antofagasta, Atacama y el norte de la región Coquimbo. Es en este árido lugar donde se encuentran más de 5.000 geoglifos chilenos. La mayoría de estos fueron dibujados por civilizaciones precolombinas como la Inca y la Tiwanaku.
Sin embargo, debido a la diversidad y cantidad de pueblos que habitaron estas regiones antes de la llegada de los españoles, la autoría de estas obras es bastante variada. Entre estas figuras, destaca el Gigante de Tarapacá, una representación notable de un humano de más de 100 metros de largo. Con más de 1.000 años de antigüedad, es considerado como el geoglifo antropomorfo más grande del mundo.
El gigante de Tarapacá. Foto: Más Cultura/Facebook
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Los geoglifos de Chile, similares a los famosos de Nazca en Perú, fueron descubiertos de manera progresiva, principalmente debido a su ubicación en zonas áridas y remotas.
El descubrimiento de estas líneas no se atribuye a un evento o expedición específica, sino más bien a un proceso gradual que ha involucrado tanto a lugareños como a arqueólogos y exploradores. Muchos de ellos fueron encontrados por primera vez por habitantes locales y luego investigados por expertos.
Con el advenimiento de la tecnología moderna, como la fotografía aérea y los satélites, se ha facilitado la identificación y el estudio de estos geoglifos. Estas herramientas han permitido a los investigadores descubrir nuevos geoglifos y obtener una mejor comprensión de los ya conocidos, revelando sus formas y diseños con mayor claridad.
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En el norte de Kazajistán hay otras líneas parecidas a las de Nazca. Fueron descubiertas en este siglo por Dmitriy Dey. Este hallazgo sorprendió a la NASA, organización que tomó diversas fotografías de estos extraños geoglifos.
Una de las líneas de Kazajistán. Foto: NASA
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Según el Gobierno de Chile, los Geoglifos de pintados se ubican en un predio fiscal en la Reserva Nacional Pampa del Tamarugal, en la comuna de Pozo Almonte de la Región de Tarapacá, y se han identificado cerca de 60 paneles que incluyen unas 450 figuras, en un área de 50,000 km2.
Otro geoglifo chileno. Foto: Consejo de Monumentos Nacionales
El Gigante de Atacama, es el geoglifo con una representación humana más grande del mundo.