El mantenimiento de la computadora es una de las acciones más importantes cuando se trata de extender la vida útil del equipo. Existen distintas para hacerlo, como limpiar el polvo que se le acumula, eliminar archivos o documentos que ocupan espacio innecesario, entre muchas otras. Todo ello ayuda a que la experiencia al usar la PC se mantenga en el máximo nivel.
Entre todos los consejos que se brindan para dar un buen mantenimiento a la computadora, uno de los más repetidos es evitar que los componentes se sobrecalienten. Esto cobra mayor relevancia al hablar del procesador. Para ese caso en especial, se utiliza la pasta térmica, un producto que disipa el calor. Sin embargo, no basta con utilizarlo una vez, ya que esta debe ser cambiada periódicamente. De lo contrario, la CPU puede sufrir graves daños. ¿Cuáles son? Aquí te lo explicamos.
La pasta térmica desempeña un papel fundamental en el cuidado del procesador de la computadora. Su función es similar a la de un puente, ya que actúa como un receptor del calor generado por la CPU y lo transfiere al disipador. De esta manera, todo se regula mediante la refrigeración por aire o líquida.
Con el paso del tiempo, la pasta térmica tiende a secarse. Esto ocasiona que el calor no se disipe adecuadamente, lo que resulta en un sobrecalentamiento del procesador. No obstante, el impacto no se limita únicamente a la CPU, ya que este problema desencadena daños en cadena en todo el hardware de la computadora.
A continuación, te explicamos qué tipo de problemas pueden aparecer en tu computadora por la ausencia del recambio en la pasta térmica:
La pasta térmica debe ser cambiada cada 2 o 3 años aproximadamente. De esta manera, te aseguras de que no llegue a su fecha de vencimiento. Es importante resaltar que este tiempo puede variar debido a varios factores que ocurran entre el procesador y el disipador.
En caso de que vayas a comprar pasta térmica o estés pensando en reemplazar la que ya has utilizado, es importante tener en cuenta los siguientes consejos: