A principios del 2000, las cabinas de internet empezaron a popularizarse en Perú. En un comienzo, alquilar una hora de este servicio tenía un precio un poco elevado; sin embargo, bajó con el tiempo, incluso había negocios que regalaban una hora gratis a sus clientes, quienes debían acumular 5 visitas en una pequeña tarjeta. ¿Recuerdas haber tenido una?
En aquel entonces, muy pocos peruanos contaban con internet en sus casas, por lo que muchos acudían a las cabinas para escuchar música, hablar por MSN Messenger con tus amigos, revisar su correo electrónico, hacer amigos en páginas de chat y jugar los diversos videojuegos que el dueño instalaba en la computadora.
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Counter Strike, Gunbound, Tarzán, Hércules, Mu Online, StarCraft, World of Warcraft, GTA: San Andreas o Vice City, Half-Life y Age of Empires son algunos de los juegos que sí o sí ibas a encontrar en una cabina, ya que el dueño sabía que muchos niños, adolescentes e incluso adultos pasaban horas tratando de pasar un nivel o mejorando sus habilidades.
En la actualidad, transferir un archivo de una computadora a otra es muy sencillo, puesto que puedes hacerlo a través de un USB o la nube. Sin embargo, en aquellos años, los pendrive no eran muy populares, ya que su precio era bastante alto. La mayoría de personas utilizaba disquetes para copiar documentos, fotos, entre otros archivos pequeños.
Recordemos que el disquete de 3 1/2 pulgadas solo admitía 1,44 MB de información, una cantidad ínfima si la comparamos con dispositivos actuales. Debido a que muchas personas, sobre todo niños, desconocían esta limitación, no dudaban en guardar los juegos que había en la cabina de internet para poder jugarlos en la computadora de su casa.
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Parecía el plan perfecto: meter el disquete y copiar todos los juegos que se encontraban en el escritorio, incluso muchos ejecutaban el archivo para verificar que haya guardado bien. Lamentablemente, al llegar a su vivienda, se llevaban la sorpresa de que los íconos no aparecían y, cuando intentabas abrirlos, salía un mensaje de error.
Aunque no lo creas, este fue una equivocación bastante popular en aquella época. Incluso, hay memes que se burlan de esta práctica que no copiaba el juego, solo se limitaba a guardar el acceso directo, un archivo que pesaban muy poco (alrededor de 1,03 kb). Si tu llegaste a cometer este error en tu infancia, ahora sabes que no fuiste el único.