A propósito de la muerte de Internet Explorer, el navegador web incluido en Windows que dominó por más de una década la preferencia de millones de usuarios que descubrieron internet gracias a él, hoy te comentaremos sobre el episodio más oscuro del browser, en el cual hubo un gran afectado llamado Netscape, otro programa muy popular en la época y que también tuvo que morir por las ansias de Microsoft por acaparar el mercado.
La World Wide Web como la conocemos nació en una computadora NeXT (compañía fundada por Steve Jobs) en la cual también se creó el primer navegador de la historia, al menos para uso personal. Cuando las primeras comunidades de la web se multiplicaron y rápidamente se corrió la voz sobre esta nueva forma de comunicarse, pronto muchas empresas deseaban ansiosas entrar en el prometedor negocio de las redes.
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Microsoft no pecó demasiado y prestó atención desde el inicio. Lo cierto es que los de Redmond eran toda una compañía de software (como lo siguen siendo ahora), pero, por entonces, apenas se estaban ganando el primer puesto en el mercado de sistemas operativos.
Uno de los primeros navegadores disponibles tanto para Windows y Mac fue Mosaic, el cual ganó popularidad velozmente. De este proyecto, fundado en un inicio como de código abierto, se derivarían algunos otros navegadores que se verían enfrentados a muerte pocos años después: Netscape e Internet Explorer.
Marc Anderssen, uno de los autores de Mosaic, fundó y lanzó el navegador Netscape en 1994, el éxito fue inmediato debido a que se trataba del primer navegador que podía mostrar una página web completa, incluso con imágenes y una interfaz sencilla de entender.
Los usuarios no tenían que lidiar ni con código HTML ni con comandos memorizados y podían navegar tranquilamente con un mouse y teclado, además de botones nativos como atrás y adelante que luego serían regla en ese tipo de programas.
Poco tiempo después, el gigante de las computadoras personales empezaba a asomar su mirada. Microsoft ya había logrado apoderarse de una buena parte de los software de ofimática con Word y Excel, para con los cuales aprovecharon al máximo su posición dominante en el mercado. Ahora, estaban a punto de hacerlo con navegadores.
Ese mismo año, Microsoft licenció Spyglass Mosaic, un proyecto derivado del mencionado Mosaic. Rápidamente, desarrollaron una nueva versión de su navegador incluido en Windows 95: Internet Explorer, el cual, para la segunda versión, tenía casi todas las prestaciones incluidas en Netscape (que también derivó de Mosaic).
La popularidad de Netscape le valió a Microsoft para hacer más popular el fenómeno de la internet en los usuarios de computadoras personales, pero el golpe bajo que encestó fue el incluir a Internet Explorer por defecto en Windows 95, haciendo innecesario que la gente compre o siquiera descargue Netscape. Por su parte, Anderssen y su equipo se esforzaron en dotar a su browser de mejoras que hasta ahora siguen siendo paradigmas en estos programas, tales como las extensiones.
A toda esto entre Netscape e IE, se le bautizó en la prensa como “la guerra de los navegadores”. Eventualmente, Netscape tuvo que rendirse ante el dominio de Microsoft que ofrecía todo lo necesario para navegar en internet con una copia de Windows, algo que a los de Redmond les valió un proceso judicial por monopolio. Aunque esa ya es otra historia, resulta irónico recordarla ahora, cuando Internet Explorer por fin ha dejado de existir. Quizás las cosas hubieran sido diferentes si competían con menos ventaja.