
Pampa Clemesí, ubicado en Moquegua, al sur del Perú, alberga a unas 150 personas que viven en condiciones extremadamente precarias, a pesar de estar frente a una de las plantas solares más grandes de América Latina. Desde sus viviendas, los vecinos pueden ver el complejo Rubí-Clemesí, que produce energía para más de 350.000 hogares, pero sus propias casas no tienen electricidad. Cocinan con leña, se alumbran con linternas solares y no cuentan con refrigeradoras ni enchufes. El periodista Alejandro Millán Valencia, del medio 'BBC Mundo', visitó la zona y documentó la vida de estos residentes que continúan esperando una conexión eléctrica que nunca llega.
Muchos de los pobladores de Pampa Clemesí llegaron desde Puno hace décadas, atraídos por la posibilidad de establecerse en tierras cultivables. Hoy sobreviven en medio del desierto, sin servicios básicos y a la sombra de una planta que representa el avance de la energía renovable en el país. La planta Rubí comenzó a operar en 2018, diseñada para generar 440 GWh anuales. Fue desarrollada por la empresa italiana Enel, ahora Orygen, que instaló 800.000 paneles solares en 1.700 hectáreas. Asimismo, la energía generada por el complejo Rubí–Clemesí se consume íntegramente dentro del país, a través del Sistema Eléctrico Interconectado Nacional (SEIN). No obstante, en Pampa Clemesí el contraste es doloroso: mientras del otro lado de la carretera se produce electricidad a gran escala, ellos siguen sin luz.
Según declaró Marco Fragale, director ejecutivo de Orygen en Perú, a 'BBC Mundo', la empresa ya cumplió su parte del plan de electrificación, que incluyó la instalación de 53 torres de electricidad, 4.000 metros de cableado subterráneo y la donación de paneles solares domiciliarios. La inversión superó los 800 mil dólares. Lo que falta es que el Ministerio de Energía y Minas conecte las casas a la red. Sin embargo, hasta el momento, las obras no se han iniciado.
Rubén Moquella, jefe de almacén en la planta Rubí y residente de Pampa Clemesí, cruza la carretera Panamericana cada día en una camioneta de la empresa. Su casa tiene paneles solares que le permiten usar una refrigeradora algunas horas al día, pero en días nublados debe desconectarla para priorizar la iluminación. Rosa Chamami, otra vecina, también recibió un panel, pero sin batería ni conversor; su casa sigue sin enchufes. Cocina con leña y usa linternas solares. Además, su rutina depende de la luz natural, como la del resto de los vecinos que intentan mantener una vida digna entre la oscuridad.
En Pampa Clemesí, las familias ajustan su rutina al sol: sin luz, cocinar de noche es un riesgo constante. Foto: BBC
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De acuerdo con la Ley de Concesiones Eléctricas, el servicio eléctrico domiciliario en zonas rurales es una competencia exclusiva del Estado. En ese marco, como empresa generadora, Orygen reafirma su compromiso con el desarrollo del país y ha cumplido con la primera fase del proyecto de electrificación rural, habilitando la infraestructura necesaria para que el Estado pueda llevar la energía eléctrica directamente a los hogares.
El trabajo de Orygen con la comunidad de Clemesí no se ha limitado a esta etapa. Año a año, la empresa ha desarrollado iniciativas de alto impacto social y ambiental que ayudan en la creación de viviendas y ayudan a generar empleos para los pobladores locales. Alguno de esas ayudas son:
Además de la falta de electricidad, Pampa Clemesí tampoco tiene agua potable, desagüe ni recolección de basura. Solo funciona una pequeña escuela pública a la que asisten diez niños. Ante cualquier emergencia médica, los vecinos deben viajar a Moquegua. El agua llega por camiones cisterna y su precio es hasta seis veces más caro que en las ciudades. Algunas donaciones han aliviado la situación, pero la mayoría de gastos recae sobre los pobladores. Las casas están construidas con materiales reciclados de la planta, y los postes de luz instalados yacen sin uso, abandonados en la plaza central.
La situación no es exclusiva de Pampa Clemesí. Aunque el Ministerio de Energía y Minas afirma que la cobertura eléctrica rural pasó del 65% en 2017 al 86% en 2023 y promete llegar al 96% en 2026, aún hay cientos de pueblos en condiciones similares. En Moquegua, una de las regiones con mayor radiación solar del mundo, la paradoja es más evidente. Mientras se genera energía limpia, las comunidades cercanas siguen excluidas. Durante una reunión comunal, los vecinos recibieron herramientas para limpiar el pueblo, pero su prioridad sigue siendo el acceso a electricidad y agua.

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