A tres días que se celebre la festividad deLas Velaciones, los pueblos del Bajo Piura aún mantienen firme las costumbres de cada 1 de noviembre: entregar dulces de angelitos a niños en honor a sus menores hijos fallecidos. Decenas de mujeres se reúnen en las plazuelas del distrito de Catacaos, La Arena, La Unión, Curamori, entre otras zonas, para convocar a los niños y sentarlos alrededor de una olla de miel y darles de comer los dulces con miel en memoria de sus menores que se encuentran al lado de Dios.
La vendedora de estos deliciosos dulces, Marisela del Socorro Guerrero Briceño, conoce a detalle de esta tradición, ya que todos los años se instala en la esquina de la avenida Cayetano Heredia, a pocos metros de la plaza de Armas de Catacaos, para abastecer de angelitos a las mujeres que llegan a dar de comer a sus niños fallecidos.
“Esta es una costumbre que viene desde la llegada de los españoles, tiene más de 500 años y representa el espíritu y raíz Tallán y, por ello, todos debemos buscar preservarla, enseñándoles a respetarla a nuestros hijos”, comentó.
Mujer cataquense ya prepara Los Angelitos para las Velaciones. Foto: Lampazos
Según dijo la mujer cataquense en estas bolsitas de dulces nunca debe faltar las galletas redondas, camotillo a base de camote, piña, clavo de olor, vainilla, las empanaditas, los alfajores y pasteles con grageas. En casos especiales se incluye cocadas y galletas en círculos. Además, precisó que nunca se debe olvidar la miel, elaborada con chancaca.
Paula Ramírez Yovera sabe de esta tradición que recogió de sus tatarabuelos y reúne a niños del distrito de La Arena para recordar a sus hijos y hermanitos fallecidos. Contó a La República que en su casa prepara todos los años en noviembre los famosos angelitos –dulces de todo tipo–, y roscas de muerto. “Los angelitos son dulces que preparamos en velaciones, y que se les da de comer a los niños de la misma edad de otros ya fallecidos”, explicó.
La madre de familia dijo que decenas de pobladores que han perdido a un niño acuden a las tiendas para comprar angelitos y roscas que luego dan de comer a niños de la misma edad de sus difuntos.
“Come en el nombre de mi angelito”, le dicen los familiares y luego le dan una palmadita en el hombro. “Es una forma de recordar y tener presente a sus niños difuntos. Es una tradición en estos pueblos”, finalizó.