María Clara Cárdenas no es de las personas que se rinden y se conforman con lo que le tocó en la vida. A sus 46 años, ella es un ejemplo para jóvenes y adultos por las ganas que tiene de aumentar sus conocimientos. Gracias al consejo de su hijo, María se inscribió en una institución académica para continuar los estudios que abandonó a temprana edad por temas económicos. Ahora, ella trabaja, pero a la vez aprende en un CEBA ubicado en La Libertad para darle un mejor futuro a su madre y a su descendiente. La República tuvo la oportunidad de conversar con ella para conocer más sobre su gran historia.
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La escasez de dinero ha obligado a cientos de personas a dejar sus estudios y dedicarse al trabajo. María Clara Cárdenas creció en la ciudad de Huamachuco, en la región de La Libertad, y tuvo una complicada niñez. Sus padres quisieron invertir en sus estudios, pero solo pudieron hacerlo durante un corto tiempo. Además, los pocos centros educativos en la provincia de Sánchez Carrión acomplejaban más la situación de su familia.
"Mis padres eran pobres, vivían solos. En la chacra es más trabajo, por eso ya no continué estudiando. No había tantas instituciones, solo de primaria y secundaria. No hice inicial, solo fui cuatro años a la primaria", recuerda María Clara sobre la vida que tuvo en el campo.
María Clara Cárdenas no pudo culminar sus estudios por falta de dinero. Foto: RT
La familia fue su principal aliado en esta nueva etapa de su vida. Fue su hijo quien la motivo a cursar nuevamente en una institución educativa y, luego de mucha insistencia, María Clara Cárdenas aceptó y hoy asegura que esta fue una gran decisión en su vida.
"Él (su hijo) había escuchado el noticiero cuando entrevistaban a un señor que también había terminado el colegio con los años, y él me dijo que si tenía oportunidad también vaya a estudiar. Yo le dije: 'Qué va a ser. Qué me van a recibir si yo soy una adulta mayor. Cuando he estado más joven, tal vez'. Dialogando me dijo: 'Anda, mamá. Yo te digo que vayas porque tú no sabes leer. Vas a aprender y eso va a valer. Puedes estudiar la secundaria en corto tiempo también'", expresó la mujer de 46 años, reconociendo las veces que su heredero intercedió en esta decisión.
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La madre de familia cursó sus estudios hasta cuarto grado de primaria, pero nunca recogió sus certificados ni una constancia de notas, por lo que, al intentar inscribirse en el Centro de Educación Básica Alternativa del Colegio San Nicolás (CEBA), la institución anterior demoró algunos días en tramitar su documentación.
"Fui a preguntar, pero la que estaba encargada de matricular me dijo: 'Traes tus certificados de hasta dónde has estudiado'. Luego me fui a preguntar y me dicen que dentro de 10 días todavía me los darán", contó. Sin embargo, María Cárdenas es consciente de que esto le sirvió para confirmar sus deseos de estudiar: "Más amistades me animaron más. Me dijeron: 'Anda, termina tu secundaria. Para el estudio no hay edad. Logra esa oportunidad'".
María Cárdenas estudia en un CEBA ubicado en La Libertad. Foto: Sol TV
Este cargo se le otorga a las personas que destacan entre el alumnado, ya sea por sus conocimientos o valores. Tienen la función de apoyar a sus compañeros y a los mismos profesores. La institución nombró a María Cárdenas como policía escolar y ella promete asumir esta función con responsabilidad.
"Me siento contenta y feliz con mis compañeros. Con mi compañera de carpeta, estamos las dos juntas, ella es mayor de edad también y tiene 41 años. Hablamos y nos llevamos bien con mis compañeros", señaló.
María Cárdenas orgullosa de estudiar, motivada por sus familiares. Foto: Sol TV
"La institución queda cerca a mi casa y puedo llegar en moto en 10 minutos. Este año termino primaria y el próximo año continuaré con la secundaria. Ojalá pueda terminar con la ayuda de Dios y estudiar una carrera. Pensaré en lo que quiero estudiar", agrega la mujer, quien espera cumplir sus metas con los años.
María Clara comenta que ella es el único motor de su familia, ya que su madre tiene una edad avanzada y su hijo tiene una discapacidad que le impide ver claramente: "Yo también trabajo, si no de dónde me voy a sostener. Tengo a mi mamá, a mi hijo con discapacidad y no ve. Ellos dependen de mí y por eso tengo que trabajar. Los días que no trabajo estoy en mi casa lavando, cocinando".
"Mi hijo tiene discapacidad. No ve. Ve con el lado izquierdo. No ve nada. Con el lado derecho está mejor, pero es corto de vista, solo ve a un metro de distancia. Él utiliza lentes. He ido a clínicas desde los 8 años porque entró a un colegio de curas. Ellos me apoyaron para que lo puedan operar, pero dijeron que no se podría (...). Él quiere estudiar en la Universidad Peruana Unión porque ahí lo pueden apoyar", agregó.
"Si los jóvenes o personas mayores quieren seguir estudiando, sigan. El estudio nos hace falta. A mí me hizo mucha falta, porque es diferente a que uno sepa leer y se puede defender por sí mismo, pero alguien que no sabe leer no sabe ni en dónde está parado. Esas personas que no han estudiado pueden ir al colegio de La Liberdad, las puertas están abiertas para matricularse y acabar sus estudios", dice María Clara con mucho ánimo, ya que su formación académica le cambió la vida.