A pesar de haberse enfrentado a la situación más difícil de su vida, Yenifer de la Cruz, hermana mayor de tres pequeños de 11, 8 y 5 años, sostiene que lo único que puede hacer en este momento es agradecer el apoyo que reciben. La tarde del jueves, los menores murieron atrapados en un incendio que arrasó su precaria vivienda en San Juan de Lurigancho.
Ella había asistido al velatorio de su abuela, y su madre se ubicaba en el emporio comercial de Gamarra, a donde fue con el objetivo de adquirir insumos para su negocio de corte y confección. Su otra hermana, Vira, está gestando y no se encontraba en casa a la hora de la tragedia.
“Siempre los dejamos con la puerta abierta, no entiendo qué pudo haber pasado”, dice Yenifer, vencida por el dolor.
“En este duro momento, todos mis vecinos y las autoridades respondieron. Es tanta la gente que nos acompaña que no podemos bajar los brazos. El apoyo de la familia, amigos y vecinos nos da fuerzas para seguir”, agrega la mujer, quien recibió también gestos de cariño de toda la comunidad de Cruz Blanca, en la tercera etapa de Bayóvar.
“Cuando me mandaron una foto de mi casa en llamas, en lo primero que pensé fue en mis hermanitos”, señala. Ahora pide ayuda para dar cristiana sepultura a los pequeños.
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Yenifer presume que la causa del fuego pudo haber sido una fuga en el balón de gas. “Las ventanas de la casa estaban abiertas, tal vez pudieron haber escapado por ahí; sin embargo, creo que se escondieron por temor”, reveló.
Carlos Reyes, otra persona cercana a los niños, también pide ayuda para la madre y hermanas de los pequeños porque han quedado en la calle, al igual que otras dos familias que vivían en las casas contiguas, las cuales fueron igualmente devoradas por las llamas. “No dejen de apoyarnos, mis sobrinos son unos angelitos, no tienen culpa de nada”, indicó abrumado por el dolor.
La comuna de SJL llevó volquetes, un minicargador y un cargador frontal para retirar los escombros que dejó el incendio. Dos viviendas y una olla común quedaron totalmente afectadas, comentó Luis Requena Medina, subgerente de Limpieza Pública. A los perjudicados se les dio sacos de arroz, azúcar, aceite, bebidas, cocinas y carpas.