Decisiones. Como reacción a los enunciados de jefes de Estado en contra de la gestión de Dina Boluarte, su Gobierno removió a embajadores peruanos aposentados en naciones extranjeras. Aunque hubo casos como los de Gabriel Boric (Chile), en los que las críticas fueron, principalmente, dirigidas a los presuntos abusos de las fuerzas del orden en el "control interno" de las manifestaciones, también existieron mandatarios parlantes de supuesta usurpación. Este último caso fue el de Gustavo Petro (Colombia), Andrés Manuel López Obrador (México) y Xiomara Castro (Honduras).
López Obrador decidió, tras la negativa golpista de Pedro Castillo, apoyarlo. Por pedido del exmaestro de escuela rural, AMLO acogió a su familia. "No aceptamos toda la farsa de la destitución" de Castillo Terrones, dijo en el Palacio Nacional. A su juicio, "se pisoteó la democracia y se cometió una gran injusticia al destituirlo, encarcelarlo y luego establecer un gobierno autoritario, represor". El viernes 24 de febrero, en uno de los pocos mensajes a la nación dedicados a diplomacia, Boluarte Zegarra dispuso "el retiro definitivo del embajador" Manuel Talavera.
La postura de Xiomara Castro fue en la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). Allí "saludó" al "presidente legítimo y electo" Pedro Castillo, al tiempo que "condenó" el golpe de Estado. El 26 de enero, la Cancillería peruana informó el retiro del embajador Jorge Raffo Carbajal "en respuesta a la inaceptable injerencia en asuntos internos".
Petro llamó "nazi" al despliegue de la Policía Nacional del Perú del 9 de febrero en el frontis del Palacio de Justicia. Aquel día, gran cantidad de efectivos fue convocada para luego marchar. Ese día había protesta organizada contra la clase política dirigente. Como reacción, primero, el Pleno del Congreso nombró persona no grata a Petro; segundo, Boluarte retiró a Félix Ricardo Americo Antonio Denegri Boza.
En todos los casos no se rompieron las relaciones diplomáticas en su totalidad, porque queda a cargo, como representante del Perú, un encargado de negocios, quien tiene las mismas funciones que un canciller, salvo la facultad para reunirse con su símil y la máxima autoridad del país.