Poco más de dos meses después de su cuestionada excarcelación, el exgobernante Alberto Fujimori evidenció su rol político al asegurar que “Fuerza Popular y el fujimorismo” acordaron que la presidenta Dina Boluarte siga hasta el 2026 y que “es prematuro” postular a su hija Keiko Fujimori aunque “el fujimorismo va a estar presente” en las siguientes elecciones.
Se niega a ser solo líder histórico y reitera su peso propio. Con menos de un mes libre, reapareció en público en un trámite en el Registro de Identificación y Estado Civil (Reniec) y saludó a sus simpatizantes. A mitad de febrero, al salir de una clínica dijo a Canal N estar “alejado de la política”, pero días después habló como activo líder para la estación Willax. También paseó en el centro comercial Jockey Plaza, fotografiándose con sus adeptos, y fue visto almorzando en una casa en La Molina sin balón de oxígeno.
A fines de febrero iba a dar una entrevista a un medio de comunicación, pero se frustró.
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“Resurge el albertismo y empata con un sentido común conservador a favor de reivindicarlo. No es solo del fujimorismo, sino de corrientes conservadoras que reivindican lo hecho en los noventa”, dice el politólogo José Godoy, profesor de las universidades Católica (PUCP) y Pacífico, autor de dos libros sobre el exdictador y sus herederos.
“Esto complica a Keiko en su liderazgo. Ella buscó uno más moderado, armó un partido y un tiempo fue reacia a liberar a su padre. El fujimorismo es un conjunto de corrientes conservadoras que se nuclearon inicialmente alrededor de Alberto, y luego Keiko adquirió liderazgo mayor. La pregunta es cómo quedará ese liderazgo”, indica.
Testeo. Keiko ensaya estrategia para acercar posibles votos. Foto: John Reyes / La República
Advierte que el exdictador no puede postular porque la ley lo impide a los condenados por corrupción “pero sí buscará una posición mucho más activa”.
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“Por lo pronto, está buscando un espacio donde su indulto no se caiga. Por eso, habló explícitamente, como primer objetivo, de esta alianza con el Gobierno. Su segundo objetivo es tener un espacio mucho mayor dentro del fujimorismo”, anota.
Allí surge un conflicto: conforme se acerquen las elecciones a Keiko le convendrá distanciarse más de Boluarte, pero Alberto querrá mantenerla de aliada para no volver a prisión.
“Alberto se está reacomodando en el espacio fujimorista. Busca cómo recomponer correlaciones dentro del movimiento, sabiendo que estuvo fuera varios años. Creo que finalmente apostará por apoyar a Keiko al pensar que su legado pasa por el futuro del movimiento que hoy lidera ella”, dice el sociólogo Jorge Duárez, profesor de la Universidad de San Marcos.
Alega que la liberación de Fujimori expresa el fin de un ciclo que con la transición del 2000 buscó una refundación democrática con consenso de respeto irrestricto a los derechos humanos. “Eso se resquebrajó”, comenta.
“Si Alberto les suma o resta más dependerá mucho de cómo Keiko Fujimori construye ese vínculo, qué margen logre él y cómo lo canalice ella. Según esa relación sea más o menos armónica, habrá un fujimorismo más sólido o más fragmentado. El apoyo a Boluarte declarado por Alberto fue negado por Patricia Juárez. Eso expresa disputas internas y el lugar que está buscando ocupar el padre”, advierte.
Naranjas. Albertistas se reactivaron con la excarcelación. Foto: difusión
El fujimorismo parece ya ir testeando su próxima campaña.
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“Las apariciones de Alberto coinciden con súbitas propuestas de políticas públicas por parte de Keiko. Aún hay tiempo para que Fuerza Popular mida si un apoyo público del padre a su hija es un buen plan. Por lo pronto, el voto duro está presente y no sería la primera vez que Keiko apele a ello”, considera la analista política Mabel Huertas, socia directora de la consultora 50+Uno.
“Si es para obtener una fuerza parlamentaria más poderosa, Alberto podría sumar. Sin embargo, el antifujimorismo es un movimiento muy grande y al percibirse un acuerdo entre Fuerza Popular y el Gobierno de Boluarte una vez más las intenciones de llegar a Palacio podrían verse truncas”, señala.
José Alejandro Godoy, politólogo (PUCP y UP)
“Alberto busca que su indulto no se caiga, por eso habló de una alianza con el Gobierno, y quiere una posición más activa. Keiko tiene un problema fuerte: no puede contradecirle tanto por su ascendiente en el fujimorismo”.
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Jorge Duárez, sociólogo (UNMSM)
“Alberto se está reacomodando en el espacio fujimorista. Si suma o resta más al fujimorismo en su búsqueda de poder dependerá mucho de cómo Keiko construye ese vínculo, qué margen logre él y cómo lo canalice ella”.
Mabel Huertas, analista política (50 + Uno)
“Hay tiempo para que midan si un apoyo del padre es buen plan... El antifujimorismo es un movimiento muy grande y al percibirse acuerdo entre FP y Boluarte, la intención de llegar a Palacio puede truncarse otra vez”.