Ser un juez independiente y honesto en el Perú se paga caro y la familia sufre. Un claro ejemplo de esta situación es el caso del juez constitucionalista Juan Ricardo Macedo Cuenca. Un magistrado reconocido por ser demasiado independiente, honesto y trabajar en exceso, está a punto de ser destituido por la Junta Nacional de Justicia (JNJ).
Su otro delito, además de sus cualidades morales, es haber sentenciado, en dos oportunidades, que desde el año 2013, tras la compra del grupo Epensa, el grupo El Comercio concentra el 80% de la propiedad de la prensa escrita en el Perú.
Una sentencia que por su meticulosidad y detallado estudio de los derechos de libertad de expresión, pluralidad informativa y propiedad de medios ha sido reconocida por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el Centro Knight para el Periodismo de la Universidad de Texas y organismos internacionales de prensa.
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Pero, según la JNJ, esta sentencia demostraría que Macedo es un mal magistrado porque la demanda se presentó el 2013 y se resolvió el 2023, es decir, en un lapso de diez años. Empero, con ese análisis simplista se oculta la realidad de los problemas estructurales en los que trabajan los magistrados en el Perú.
Además, si se revisa con detalle el expediente sobre la concentración, el juez no se demoró tanto en emitir un veredicto, a partir del día en que el proceso estuvo en condiciones de ser resuelto.
De acuerdo con fuentes al interior de la JNJ, esa supuesta demora es solo una excusa para deshacerse de un magistrado que desde que ingresó al Poder Judicial mostró características especiales y deseos reales de trabajar con honestidad e independencia.
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Esta no es la primera vez que el juez Macedo debe enfrentarse a la injusticia, la incomprensión y el lado oscuro de la justicia. El año 2011, el desaparecido Consejo Nacional de la Magistratura (CNM) también pretendió castigarlo, pero en esa época el proceso fue público y el magistrado pudo defenderse.
Resulta que Macedo considera que un magistrado debe realizar su labor y no delegar en sus secretarios o asistentes el estudio y la solución de los casos que llegan a su despacho. Un tema que le preocupó desde que era estudiante. Ante la Academia de la Magistratura presentó el trabajo “La delegación de funciones jurisdiccionales como afectación a los principios de independencia e imparcialidad” y su tesis de Maestría en Derecho Constitucional en la Universidad Mayor de San Marcos fue sobre “La delegación de funciones jurisdiccionales y la independencia y exclusividad judicial en el Perú”.
Por eso, al ser nombrado juez titular, comunicó a las autoridades del Poder Judicial que él mismo resolvería las causas a su cargo. Al final, el desaparecido CNM lo ratificó como juez.
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Además, a partir de ese cuestionamiento, Macedo entendió que dada la gran cantidad de procesos que llegan al despacho de un juez, oponerse al 100% a la delegación de facultades era un problema. Hoy ha delegado algunas actividades, pero él sigue estudiando los casos y resolviendo.
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Eso pasó cuando le tocó el caso de la concentración de medios. Si se revisa el expediente, la demora no fue culpa del juez sino de diversas circunstancias y la oposición de la parte demandada.
En un primer momento, la demanda recién estuvo lista para sentencia el 2017, pero para entonces murieron dos de los demandantes, por lo que debió notificar a sus herederos, el 2019 vino la pandemia y el 2020 se contagió, por lo que recién dictó sentencia en junio de 2021, estando aún convaleciente.
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Pero una sala superior anuló el fallo y devolvió el caso al juez para que notifique a uno de los demandados que también había fallecido y dicte nueva sentencia.
En este segundo momento, los abogados del Grupo El Comercio presentaron una serie de quejas ante la OCMA y otros recursos en busca de que Macedo salga de este proceso. Pero no lo consiguieron y el 19 de julio del 2023 ratificó su sentencia.
Al cabo de dos días, se tuvo que enfrentar al desempleo. La JNJ le comunicó que en abril de este mismo año habían decidido no ratificarlo en el cargo de juez. La decisión había permanecido oculta durante ese tiempo.
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Si la JNJ hubiera notificado de inmediato en abril o antes del 19 de julio, otro juez habría tenido que entrar a estudiar la demanda de la concentración y probablemente hasta hoy no habría sentencia.
La JNJ haría bien en revisar sus métodos de sanción y selección. Es extraño que sancione a un buen juez, como antes promovió a una magistrada que tenía una hermana sospechosa de vínculos con el narcotráfico.