Alfonso Barrantes Lingán, el abogado y político socialista reconocido por su decencia y honorabilidad, hubiera cumplido 93 años este lunes 30 de noviembre, y aunque ya no está físicamente, su presencia sigue vigente.
El tío Frejolito, como era conocido a raíz de una canción que aludía a esta leguminosa y que él solía entonar, y debido a su entrañable amor por los niños, fue un hombre muy alegre, de excelente humor, partidario del diálogo y gran lector del poeta César Vallejo y del amauta José Carlos Mariátegui. Pero hay que mencionar su mayor virtud: honorable y decente.
Su paisano, el sociólogo Iván Salas, cuenta que así como Mariátegui, Barrantes instaba a los jóvenes a no descuidar el estudio de la realidad nacional e internacional.
“Tienen que leer, tienen que estudiar, investigar, porque no pueden transformar una realidad que no conocen, nos decía y eso ayudó muchísimo a nuestra generación en Cajamarca”, refiere Salas. Y agrega que en su tierra, San Miguel, le queda su sobrina Socorro Barrantes Zurita, escritora, poeta y conocida maestra cajamarquina.
Un hecho que Salas resalta de Barrantes fue su importante rol en la lucha contra el terrorismo, porque en ese momento hubo mucha incertidumbre en la juventud de izquierda que no tenía claro si los senderistas eran guerrilleros o terroristas.
“La lucidez que tuvo don Alfonso desde un inicio fue decir que Sendero Luminoso era un movimiento terrorista, iba a destruir el movimiento popular, iba a destruir a la izquierda peruana y con el paso de los años terminaría haciéndole un gran favor a los sectores conservadores”, menciona.
Santiago Pedraglio, quien formó parte del Comité Nacional de Izquierda Unida, el frente que en los años 80 reunió a los partidos de esta corriente ideológica, reconoce el carisma especial que poseía Alfonso Barrantes en su trato con las personas. Precisa que enganchaba fácilmente con la gente, generaba empatía especialmente en los sectores populares y medios.
“Tenía capacidad de convocatoria y lograba manejar y amalgamar las diferentes corrientes que existía al interior de Izquierda Unida”, rememora Pedraglio.
También lo menciona como un buen orador, aunque precisa que no era el disertador clásico que conocían los peruanos en ese tiempo. Señala que el abogado de sindicatos que tenía su oficina en el Centro de Lima poseía un tomo más coloquial, alejado del típico estilo avasallador.
Sabedores del carácter mesurado que tenía Alfonso Barrantes, le preguntamos a Santiago Pedraglio si el Tío Frejolito también tenía fuertes reacciones.
“Sí, también se molestaba, pero no era de las personas que gritan, que levantan la voz”, anota.
Y agrega que en lo cotidiano era un hombre juguetón, que practicaba las buenas formas y el humor fino. Además de ser muy honesto frente al manejo de la cosa pública.
“Hay que resaltar que tuvo una vida muy sencilla. Vivía en una de las casitas de La Capullana”, evoca Santiago Pedraglio.
Alfonso Barrantes tuvo excelentes respuestas a la prensa. Una de ellas la manifestó hace más de veinte años y hoy cobra tanta vigencia.
Cuando un periodista le preguntó si seguía creyendo en la revolución, su respuesta fue inmediata: “En el Perú, un gobierno honesto ya sería una revolución”.
En reconocimiento a su valía, intelectuales, escritores, poetas, dirigentes y también políticos conmemorarán su natalicio con una misa virtual oficiada por el arzobispo de Lima, Carlos Castillo. Se realizará mañana a las 11:00 a.m. y se transmitirá por TV Perú, Radio Santa Rosa, Canal HN y las redes sociales del Arzobispado de Lima.
Hechos. Nació el 30 de noviembre de 1927 en San Miguel de Pallaques, en Cajamarca. Murió el 2 de diciembre del año 2000 en La Habana, Cuba. Fue el primer alcalde socialista de Lima en 1984. Creó el Vaso de Leche y fundó Huaycán.
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