Por: Carlos Páucar
Parecía ser una relación de película la de Daniel Urresti y José Luna Gálvez, una relación que prometía mucho más, pero de pronto, pese a que todavía se sienten muy cercanos los vientos del éxito electoral de Podemos Perú el 26 de enero, el enlace político de ambos quedó a punto de resquebrajarse.
“La bancada de Podemos Perú la dirijo yo”, dijo Urresti, una de las sorpresas de estos comicios, al obtener 513.498 votos hasta el momento. Afirmó que “los dirigentes del partido no tendrán ninguna injerencia en las decisiones que tomemos como congresistas” y ratificó con firmeza: “¡La bancada no blindará a nadie!”.
La furibunda reacción de Urresti tuvo un detonante: la presencia de Luna Gálvez en Palacio de Gobierno, en la cita convocada por el presidente Martín Vizcarra.
Urresti ya había anunciado en enero que Luna Gálvez, presidente de Podemos Perú, estaba de licencia y el líder era él. Pero aquel reapareció repentinamente el lunes y junto a la bancada, nada menos que en su cita con el mandatario.
Luna Gálvez decidió responder: "Estaba con licencia hasta el día de las elecciones, al día siguiente volví a asumir como presidente del partido".
Ayer, en las redes sociales, comentó que no lo podrán acusar de cobarde. "Jamás permitiría que alguno de ellos (los congresistas) emplee un solo minuto de su labor en defenderme. En este partido no existirán blindajes de ningún tipo. Confío en la justicia y tengo la verdad de mi lado", dijo.
El exgeneral Urresti difundió a su vez un pronunciamiento en el que ratifica que los dirigentes de Podemos Perú no tendrán injerencia en la bancada “porque no somos de los que hasta pedían permiso para aplaudir o ir al baño”. También indicó que los casos en la Fiscalía o el Poder Judicial, “como los del señor Luna u otros”, son asuntos que afrontarán por su cuenta. “La bancada no es un escudo protector”.
Es más, Urresti dijo a RPP, para que no queden dudas: “Quiero dejar en claro que la bancada de Podemos la dirijo yo... La bancada fue elegida porque yo he sacado medio millón de votos, por mí han pasado la valla electoral. (La bancada) responde directamente a mí, yo soy el líder. Y no porque lo haya decidido yo. Es el trato que hemos hecho con Luna y lo hemos vuelto a ratificar”.
Pero el conflicto empezó a extenderse ayer mismo.
El secretario general de Podemos Perú, Enrique Wong, salió al frente de Urresti y afirmó que a pesar de haber obtenido un gran número de votos “no es representante del partido”. Agregó, “es un invitado”. E indicó que la bancada responderá al Comité Ejecutivo del partido.
Otro congresista electo de Podemos, Robinson Gupioc, dijo que Urresti lidera la bancada "de manera legítima" y cuando se tome una decisión en el Congreso, será la bancada la que lo haga.
El pulseo de estas posiciones respondería, según Alonso Cárdenas, politólogo de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya, a una de las graves consecuencias de la alta fragmentación de partidos en el Perú.
"Lo más probable es que exista una ruptura porque esos dos personajes, salvo el análisis del corto plazo, no tienen nada en común. Y se agrava porque en nuestro sistema político no hay incentivo para tener una institución política formal, un partido que como mínimo debe tener una ideología, una manera de entender al Estado, de abordar los problemas públicos, cierta cohesión. No existe en Podemos ni en muchos partidos de nuestro sistema", reflexiona Cárdenas.
El Perú, indicó, es probablemente el país con más partidos políticos en América Latina. "Al haber tantos partidos, que son básicamente vientres de alquiler, no existe puentes comunes, ni mística, ni militancia en ellos. Esto hace que estos partidos tan informales no tengan disciplina interna, dependen del caudillo que presta el vientre de alquiler o del caudillo que genera los votos. El primero sería Luna y el segundo Urresti".
“Al principio Urresti necesitaba más a Luna Gálvez, porque necesitaba un vientre de alquiler, pero como los tiempos en la política son sumamente relevantes, ahora Luna necesita más de Urresti por los problemas judiciales en los que está involucrado”, dice el politólogo Cárdenas.
“Una fragmentación es probable en otros partidos, por ejemplo, en el Partido Morado, porque va a haber gente muy leal a Julio Guzmán y los que no lo sean. Esto tendría muchas consecuencias en la gobernabilidad en el Congreso”.