Las fallas crónicas en la realización de los censos que presenta el Estado peruano no solo muestran las dificultades que tiene para contar la población sobre la que ejerce su jurisdicción sino que es un síntoma mayor de su carencia de capacidades para realizar bien las funciones que tiene. Los investigadores utilizan, entre otras variables, la implementación del censo como un indicador de la capacidad general del estado para llegar al territorio nacional y recopilar información sobre sus residentes. Soifer (State building in Latin America, Cambridge Press, 2015), por ejemplo, clasificó a los países de AL según el número de censos realizados entre 1840 y 1920 y encontró una clara brecha entre los países líderes (Chile, Uruguay, Venezuela y Brasil) y los rezagados (Perú y Paraguay) en la capacidad de censar a su población. Esta falla censal está vinculada a otras fallas de las capacidades estatales (coercitiva, legal, efectividad burocrática, seguridad ciudadana, provisión de bienes públicos, etc.). “La concentración de las fuerzas armadas y de los recursos financieros necesarios para mantenerlas requiere la concentración de un capital simbólico de reconocimiento o legitimidad”, afirma Bourdieu. El desarrollo del reconocimiento de la legitimidad de las recaudaciones oficiales habría llevado a la emergencia del nacionalismo en la población y en los agentes estatales y de una competencia de soberanía, para acuñar moneda, por ejemplo. Paralelamente el Estado va concentrando el capital informacional y va unificando el mercado cultural. El Estado efectúa las operaciones de totalización (mediante el censo, la estadística o la contabilidad nacional), de objetivación (mediante la cartografía y la escritura) y de codificación o unificación cognitiva que favorece la unificación del mercado cultural. El capital simbólico es la condición o el acompañamiento de todas las demás formas de concentración duraderas del poder estatal. De modo que el Estado, poseedor de medios para imponer e inculcar principios duraderos de organización, es la sede de la concentración y del ejercicio del poder simbólico (Bourdieu, Pierre. Razones Prácticas, Anagrama, Barcelona, 1997). La falla censal revela también la dificultad del Estado para construir y organizar la memoria del Perú. Alexis de Tocqueville, el teórico más importante de la política del siglo XIX, se zambulló en los archivos, censos y libros viejos de las bibliotecas francesas para analizar la continuidad y la ruptura en la revolución y encontró que la Francia de su tiempo estaba viva y coleando en el siglo XVII. Ellos “son el testamento de la antigua sociedad francesa, la expresión suprema de sus deseos y la manifestación auténtica de sus últimas voluntades... Cuando se tiene una administración pública organizada y se visitan sus archivos no sólo se tiene una idea exacta de sus procedimientos sino que el país entero se revela en ellos. Ella influye no sólo en asuntos públicos sino también en la vida privada: Además no daba a publicidad sus gestiones, lo que hacía que no se temiera acudir a ella para exponer incluso las más secretas lacras” (Tocqueville, 1966, El antiguo régimen y la revolución).