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Opinión

La democracia muere en la oscuridad, por Jorge Bruce

Uno puede tener muchas discrepancias con Kamala Harris, tal como lo ha expresado Bernie Sanders, el senador demócrata de izquierda, pero la alternativa es una amenaza directa al sistema democrático de su país.

larepublica.pe
BRUCE

El influyente diario norteamericano, Washington Post, adoptó en el 2017, tras la victoria de Trump, el eslógan “La democracia muere en la oscuridad”. Si van a la página del periódico en la web, lo podrán ver bajo el título del mismo: Democracy Dies in Darkness. Como toda frase, está sujeta a interpretación. Pero sin duda una de éstas consiste en entender que cuando los medios callan, desaparecen o desinforman, el totalitarismo del pensamiento único avanza. En los EEUU, ad portas de una elección que muchos observadores consideran crucial, el citado medio, el mismo que contribuyó a la caída de Nixon, ha recibido la orden de no tomar partido. La emitió su nuevo propietario, el ex patrón de Amazon, James Bezos. Como otros billonarios, Bezos teme la reacción de Trump en caso gane la elección.

Esta actitud ha decepcionado a muchos de sus lectores, pero, parafraseando a la tristemente célebre frase de José Portillo en el año 2000, cuando Fujimori intentaba reelegirse por tercera vez, dólar manda (Portillo era jefe de la ONPE y apoyaba la “interpretación auténtica” de la ley electoral, a fin de que Fujimori y Montesinos continuaran en el poder; su frase fue “papelito manda”).

Uno puede tener muchas discrepancias con Kamala Harris, tal como lo ha expresado Bernie Sanders, el senador demócrata de izquierda, pero la alternativa es una amenaza directa al sistema democrático de su país. Por eso llama a votar por ella: para impedir que Trump acceda nuevamente al poder y, tal como afirma el escritor norteamericano Jerome Charyn en una columna en Le Monde, intente convertir a su país en una dictadura. No al modo en el que estamos habituados los latinoamericanos. De hecho, no queda claro cómo piensa hacerlo. Lo seguro es que esa es su intención. Así lo afirmó ante sus adeptos, asegurándoles que esta sería la última vez que tendrían que acudir a votar.

Charyn comenta que al principio pensó que era una de las habituales fanfarronadas del estrambótico candidato de pelo anaranjado. Con el pasar de los días llegó a la conclusión de que Trump hablaba en serio. Sus discursos de odio, conforme la campaña llega a su fin, lejos de aminorarse se han intensificado. Por eso el lema del diario de la capital de los EEUU, resuena con más fuerza que nunca.

Cada vez que veo los diarios en alguno de los quioscos de mi barrio, me estremece la soledad de los titulares de este diario. La República suele ser el único periódico -salvo los viernes que sale Hildebrandt en sus Trece- que persiste en resistir a la arremetida conservadora, digitada desde el Congreso. Los demás, con algunos matices, suelen recordar la grisura genuflexa de los tabloides de prensa amarilla, cuando los “dirigía” Montesinos a través de sus secuaces asalariados.

Esa es otra interpretación de la frase que titula esta nota. La oscuridad que asesina a la democracia es la de la mentira o la omisión. Esa sumisión al poder de turno prepara el lecho del autoritarismo y la dictadura. Vean lo que sucede en Cuba, Venezuela o Nicaragua. Los críticos de esos regímenes dictatoriales se juegan la libertad y la vida. A menudo se ven obligados a emigrar, con todos los costos que eso conlleva.

Por eso, Rosa María Palacios da en el clavo cuando señala en su columna en este diario lo solos que están quienes luchan por defender la democracia: “Alcaldes, policía, jueces y fiscales, hasta hoy, no han hecho nada por defendernos. Estamos solos, pero aquí seguiremos”. En la misma edición dominical de este diario, Alejandro Céspedes entrevista a Jennie Lincoln, del Centro Carter, quien fue la jefa de la misión de observación electoral en Venezuela y alertó acerca del fraude cometido por Maduro. La asesora senior para América Latina y el Caribe del citado centro, recomienda a los peruanos: “Defiendan la verdad y estén alertas ante la desinformación y cualquier interfencia en el proceso electoral.”

Es obvio que la experta no daría la misma recomendación en las elecciones uruguayas o chilenas. Si nos alerta a los peruanos, es porque hay muchas señales de lo que se está cocinando, tal como ocurre con las elecciones -¡quién lo diría!- estadounidenses. De nosotros depende que la oscuridad no se apodere de nuestro país. En su última columna editorial (Matices), César Hildebrandt lo dice sin rodeos: “Propongo que nos rebelemos:” No podría estar más de acuerdo. Desde los trsnsportistas que se van al paro para que los extorsionadores no los sigan matando, ante la inoperancia de las fuerzas del orden, que solo salen a reprimir las protestas y proteger a los “padres y madres de la patria”, repudiados por una abrumadora mayoría de ciudadanos.

“La democracia muere en la oscuridad” también significa esto: cuando nadie se rebela y se deja la cancha libre a los tramposos y delincuentes. A los que enarbolan el odio y la división entre peruanos. A los que pretenden imponer sus designios totalitarios y corruptos. A esos hay que apuntarles con la luz de los reflectores y el pensamiento crítico. Felizmente los diarios en versión impresa no son el único medio para ponerlos en evidencia. En esta era digital, cada vez más iniciativas dan la pelea desde internet. Pero la supervivencia de esas iniciativas es precaria y requiere nuestro apoyo.

Puede parecer quijotesco enfrentarse a quienes detentan las riendas de un poder que parece intocable. Lo diré una vez más: Fujimori y Montesinos estaban mucho mejor organizados y pudimos con ellos. Esa hazaña puede y debe repetirse con los fascinerosos de turno y su presidenta de fachada y cirugía.