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Opinión

Es hora de donarlo, por Mirko Lauer

"El ingreso de la prestigiosa Casa Banchero en la historia abre nuevos horizontes. Los libros de la empresa podrían revelar qué políticos han comprado allí y por qué sumas".

larepublica.pe
MIRKO

El Rolex está creciendo sobre esa muñeca. Al inicio algunos lo vieron como un pecadillo (por ejemplo, esta columna). Un manejo displicente de las cosas ha puesto a Dina Boluarte en el disparadero. Proponer vacarla por tener el Rolex parecía un exceso hace una semana. La próxima semana, las cosas pueden cambiar.

Se está insistiendo en la diferencia entre una masacre por decenas y el misterio de un reloj de lujo, para decir que las críticas por el Rolex son excesivas en comparación. Pero la diferencia es sustantiva: en este 2024, Boluarte aparece metida en un deliberado engaño a la ciudadanía, que potencia el del 2023, lo pone en foco.

¿Para qué está Boluarte ganando tiempo frente a la Fiscalía? El argumento de las tareas presidenciales impostergables es feble, y más aún en una temporada de feriados. Quizás Palacio espera la aparición de un mecenas que se declare el comprador de la pieza y su gentil donante. No la sacaría del hoyo, pero lo haría menos hondo.

Mientras ese hipotético personaje aparece, la opinión pública se está formando la idea de ser víctima de un simple engaño. Un par de engaños, en verdad: reloj de antaño, chuchería sin importancia. Ahora el Rolex se ha vuelto testimonio de una vida de lujo, que la funcionaria habría estado ocultando en medio de un mar de dinero.

Boluarte está al borde de sufrir el síndrome de María Antonieta. Una gobernante muy poco querida por la población, a la cual se atribuyen inconductas cada vez peores. Como se recordará, es una situación potencialmente muy explosiva. Es decir que hace días que ha debido hacer un donativo de alto perfil con esa joya de US$20.000 y el resto de los relojes.

El ingreso de la prestigiosa Casa Banchero en la historia abre nuevos horizontes. Los libros de la empresa podrían revelar qué políticos han comprado allí y por qué sumas. Pues el horizonte que abre Banchero es el de las pertenencias personales lujosas de los funcionarios. Digamos que ya hemos pasado la era del inmueble.

El periodista que consiga una entrevista a fondo con Boluarte sobre el tema se habrá anotado un serio poroto. Imagino una primera pregunta: “Presidenta, ¿el reloj es suyo o no es suyo?”.