"A camino largo, paso corto", reza el refrán. Con la evidencia de la crisis climática y las capacidades de la ciencia, es necesario que las autoridades cambien de un enfoque de evasión a un enfoque de acción y se hagan cargo de la prevención para evitar mayores daños en la salud.
Con el paso del tiempo, la ciencia climática ha modificado su caracterización del fenómeno de El Niño. Inicialmente, se definía por el calentamiento de las aguas en el Pacífico Este (frente a Sudamérica), luego se observaba el calentamiento del Pacífico Ecuatorial. Después de los eventos de 1982-83 y 1997-98, en los que ambos espacios experimentaron calentamientos simultáneos, se comenzó a hablar de un fenómeno con diferentes patrones e incluso de un tipo distinto de fenómeno caracterizado por cambios en la temperatura superficial del mar en el Pacífico Ecuatorial Central (Takahashi et al. 2011). La evidencia, tanto la data recolectada como los modelos climáticos, sugiere que este tipo de episodios ocurrirán con mayor frecuencia en una era de cambio climático inducido por el hombre.
En un estudio reciente, científicos del Instituto Geofísico del Perú (IGP) y la Universidad de Hawai, presentaron resultados del uso de inteligencia artificial para modelar y predecir el fenómeno de El Niño en el verano de 2023-2024. Concluyeron que una mayor frecuencia del fenómeno es consecuencia del efecto de los gases de efecto invernadero y que, junto con el análisis humano, los modelos pueden mejorar su capacidad predictiva, lo que podría ayudar a anticipar y mitigar los impactos (Rivera Tello, G.A., Takahashi, K. & Karamperidou, C. 2023).
El Niño genera múltiples impactos en la salud humana, como enfermedades transmitidas por vectores, enfermedades relacionadas con el agua e inundaciones, malnutrición y problemas de salud mental, entre otros. Es esencial mejorar la capacidad de respuesta estatal ante los eventos climáticos extremos. Por ejemplo, las medidas tomadas para prevenir los efectos del clima en la salud de los escolares este año fueron aprobadas el mismo mes del inicio de clases.
La declaratoria de emergencia de 18 departamentos frente a lluvias intensas ocurrió en junio de 2023, meses después de contar con las proyecciones. Una posibilidad es alinear los modelos climáticos globales y ajustar los resultados a las observaciones reales de los escenarios que ya se han desarrollado, como en el caso del fenómeno de El Niño. Los ciclos de las políticas de cinco años deben adaptarse a los ciclos naturales que antes podía durar más de cinco años, permitiendo a las autoridades evadir responsabilidades por el cambio de gestión y eso implica ahora que, dentro de una misma gestión, las autoridades acojan la alerta, preparen la respuesta y mitiguen los efectos. No solo se trata de prevenir para no lamentar, se trata de prevenir, actuar y enfrentar.