Cada día presenciamos nuevos abusos en manos de personal de fiscalización de distintos distritos de Lima y Callao. La semana pasada, un grupo de fiscalizadores del distrito de Surquillo fue capturado en video atacando a un vendedor ambulante. Al ver la injusticia siendo cometida, los vecinos salieron a defender al joven, y acabaron siendo atacados a golpes por el personal de la Municipalidad. Esta semana, emergió otro video en redes sociales, donde se ve a un fiscalizador de la Municipalidad de San Borja agrediendo a una anciana que vendía dulces, empujándola y tirando su mercadería por los suelos.
Estos son tan solo dos ejemplos de las frecuentes agresiones que desde que tengo uso de razón cometen fiscalizadores y miembros del serenazgo. Entre ambos se han convertido en la fuerza de choque de las municipalidades frente al uso del espacio público o simplemente para la demostración arbitraria de poder. El robo de mercadería y el abuso físico y psicológico a vendedores ambulantes es una constante. Sin embargo, el tema va más allá: con la excusa de mantener el orden público se cometen innumerables violaciones a nuestros derechos.
La regulación de la actividad comercial o la seguridad pública no faculta a ninguna autoridad a golpear o humillar a nadie, o a afectar los derechos protegidos por nuestra Constitución. Que las municipalidades no lo tengan claro es, por decir lo menos, preocupante. Pareciera que se empeñan en contratar a los personajes más sádicos para los roles que tienen el contacto más cercano con el ciudadano, cuando justamente son estos perfiles que debieran tener un estricto filtro psicológico y un entrenamiento especial para asegurar que conozcan (y estén en capacidad de cumplir) sus obligaciones dentro de la ley.
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No ayuda que cada uno de los distritos de Lima y Callao aplica lineamientos diferentes en cuanto al comportamiento de su personal de seguridad. Cada una hace lo que quiere, y mientras más opuesta la gestión hacia el uso de los espacios públicos, más casos de hostilidad hacia la ciudadanía parece haber.