Aunque parezca terrible la posibilidad de que la mitad de la población mundial padezca de algún tipo de cáncer durante su vida, los estudios señalan que la alerta temprana y los chequeos pueden reducir la mortalidad en un 10%.
Los casos avanzados, detectados demasiado tarde, son los que parecen tener peor pronóstico. Se estima que 8,8 millones de personas fallecieron por no haber sido diagnosticadas a tiempo. Por ello, se requiere convertir estas fechas especiales, como el Día Mundial de Lucha contra el Cáncer, en recordatorios de lo que deben hacer el Estado y la población para derrotar a esta enfermedad letal.
Se trata primero de garantizar la salud como servicio público y poner énfasis en la prevención. Los chequeos anuales y estudios especializados son la herramienta principal para detectar o descartar algún problema. El Estado tiene la obligación de impulsar estas campañas entre las poblaciones de riesgo. Es su responsabilidad y su tarea.
Cada vez surgen nuevas tecnologías y tratamientos que se aplican con éxito en esta penosa enfermedad. Consiste en incorporar la nueva aparatología y las nuevas medicinas, porque no se puede permitir que se repitan los errores de la pandemia, sin previsión ni atención al más pobre, lo que produjo las cifras más altas de muertes en el ranking mundial.
Hay programas e instituciones en el Perú que son especializados en la atención de personas con cáncer, incluido Essalud, que atiende ahora a un promedio de 12.000 pacientes. Es decir, se está extendiendo la cobertura y ahora debemos garantizar la calidad.
En este día mundial, se ha buscado poner énfasis en la necesidad perentoria de investigación. Invertir en la formación académica de especialistas debe sumarse al financiamiento de laboratorios. Los descubrimientos científicos han permitido que los tratamientos prolonguen la vida de los pacientes. La cura de este mal ya no es un imposible. Por ello, la lucha contra el cáncer no debe parar.