Nos faltan 18, dice entre lágrimas en su idioma nativo, una juliaqueña que recuerda con dolor los momentos de horror vividos ese fatídico 9 de enero del 2023.
Esa vez, en las calles de Juliaca, los manifestantes hicieron uso de su derecho democrático a protestar contra el gobierno. A Dina Boluarte le exigieron su renuncia y nuevas elecciones.
Hoy es día de duelo en las naciones quechua y aimara, y en las ciudades donde resonaron las voces de rechazo a Boluarte, a su premier y sus ministros.
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—Haniw jiwasanakax amaya nayanakana jilatanaka armt'añapktanti (No olvidamos a nuestros hermanos muertos) dice en aimara Edith Ramos, cantante de Ayaviri, de rostro chaposo por el sol y el helado viento, que llega en ráfagas desde el lago, en la meseta altiplánica.
De los 49 ejecutados extrajudicialmente en las protestas, 18 cayeron un día como hoy, hace un año, en inmediaciones del aeropuerto Inca Manco Cápac, víctimas de los disparos de los uniformados. Estaban desarmados, varios eran adolescentes que ni participaban en las movilizaciones. Esa vez se impregnaba en la ciudad un olor a pólvora y muerte.
El duelo en la provincia de San Román, su capital Juliaca, fue decretado por el concejo. También hizo lo propio el Gobierno Regional de Puno, mientras las banderas flamean a media asta, en recuerdo de los 18 peruanos que cayeron tras el impacto de los letales proyectiles.
El domingo llegaron a Juliaca delegaciones de varias regiones, también representantes de organismos de derechos humanos, entre otros. Y ayer se develó un monumento en memoria de los fallecidos.
Y hoy habrá misa en los alrededores del aeropuerto, el escenario de la masacre. Habrá movilización pacífica con luto riguroso. “Esta democracia, ya no es democracia (bis). Dina asesina el pueblo te repudia (bis)…”, se escuchó en la retreta de ayer y hoy volverá a retumbar tantas veces sea necesario en las voces aimaras y quechuas junto a los sicuris y las imponentes bandas altiplánicas.
Hoy se recuerda a los 18 de Juliaca, parte de los 49 asesinados. Se exige justicia y mientras no la haya no habrá ¡ni olvido ni perdón!