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Opinión

Alturas (y bajezas) de Machu Picchu, por Roberto Ochoa

"Esta mafia que se cree dueña de Machu Picchu apela al discurso seudonacionalista solo para defender sus negociados y granjerías".

larepublica.pe
ochoa

Qué mal año fue el 2023 para Machu Picchu. Hoy mismo, mientras usted, amigo lector, lee estas líneas, persiste el riesgo de otra paralización dirigida por las mafias que gobiernan Aguas Calientes (hoy Machupicchu Pueblo). Uno de sus portavoces llegó a decir que “no me importan los turistas, impediremos el acceso si no se detiene la privatización de los boletos”.

¿Dijo “privatización”?

Primero, es bueno saber quiénes son los que dirigen el Frente de Defensa de Machu Picchu:

Está integrado por los empresarios PRIVADOS dueños de hoteles y hospedajes.

Por los empresarios PRIVADOS dueños de los restaurantes y cafeterías.

Por los empresarios PRIVADOS dueños de las agencias de viaje.

Por los empresarios PRIVADOS dueños de los buses que suben y bajan de la llaqta inca.

Y son esos empresarios PRIVADOS que ahora se creen dueños de Machu Picchu quienes critican la “privatización” del sistema de boletaje.

Al mejor estilo de los extorsionadores, ellos son los que exigen un cupo de boletos para negociarlos directamente. No les interesa el cuidado de la llaqta. No les importa si los turistas tienen que amanecerse en largas colas. No, a ellos solo les interesa mantener el cupo que se les otorgó durante el Gobierno del golpista Pedro Castillo (hoy preso) cuando Betssy Chávez (también presa) ostentaba el cargo de ministra de Cultura.

Si a esa mafia no les interesa Machu Picchu, pues cerremos la llaqta inca y, mientras sus instalaciones y entorno natural descansan de la presencia masiva de turistas, el Estado debe construir un teleférico que reemplace para siempre esa infame carretera contaminante que une Aguas Calientes con la llaqta inca.

Y ya que los empresarios de Aguas Calientes no quieren privatizaciones, pues que sea el Estado el que prohíba la construcción de más viviendas, hoteles y restaurantes en ese poblado que se ha convertido en una herida abierta dentro de nuestro Santuario Histórico.

Esta mafia que se cree dueña de Machu Picchu apela al discurso seudonacionalista solo para defender sus negociados y granjerías.

Al Mincul se le pueden criticar muchas cosas, pero debemos cerrar filas con ellos si se trata de defender el corazón de piedra del Perú.