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Opinión

CADE y otro trimestre bajo cero, por Rumi Cevallos

“Y llamar la atención de un Congreso que, pese a su altísima desaprobación, persiste en llevar la institucionalidad del país al despeñadero”.

larepublica.pe
CEVALLOS

Se acentúa la recesión. El Banco Central ya lo adelantó. La cifra del promedio de la actividad económica del país durante julio, agosto y setiembre sería negativa otra vez, como lo fue en el primer y segundo trimestre, con -0,4% y -0,5%, respectivamente.

La cifra oficial del serio deterioro de la producción nacional la dará mañana el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). Y todo indica que el PBI de setiembre también estará bajo cero. Con un cóctel tóxico de cifras negativas en la economía y el perverso ataque del Congreso a la institucionalidad jurídica, que atenta contra nuestra débil democracia, empieza hoy la CADE Ejecutivos 2023 en el Cusco.

Se añade en lo económico la peligrosa contracción de los ingresos tributarios, las cifras negativas en la inversión privada, el avance lento en la inversión pública, la menor contratación de personal, el preocupante incremento de la pobreza y extrema pobreza. Mientras los sectores productivos como el agropecuario, construcción y manufactura, que deberían apuntalar la recuperación, acumulan comportamientos negativos durante varios meses del año.

Y en lo institucional, entre otros despropósitos, si el Congreso sigue horadando a instituciones como la Junta Nacional de Justicia, con la finalidad de traerla abajo, para descabezar a los entes electorales, no se afianzará la confianza que los inversores necesitan para desarrollar sus proyectos y generar empleo.

El exministro de Economía Waldo Mendoza, anota en un reciente artículo que “salir la recesión económica será difícil, pero más difícil será salir de la recesión institucional”. Y razón no le falta. Por ello, del 14 al 16 de este mes, los empresarios que se reunirán en el Valle Sagrado tienen la mesa servida para exigir y proponer al Gobierno de Dina Boluarte y Alberto Otárola los urgentes cambios para enrumbar la economía y llamar la atención de un Congreso que, pese a su altísima desaprobación, persiste en llevar la institucionalidad del país al despeñadero.