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Opinión

Infancias libres de abusos, por Lucia Solis

‘‘Educar sobre sexualidad de una manera integral, inclusiva, y desde un enfoque de género y derechos humanos es crucial para prevenir el matrimonio forzado contra niñas y adolescentes’’.

larepublica.pe
SOLIS

Si bien la prohibición del matrimonio infantil en el Congreso es un logro importante en materia de derechos fundamentales para las infancias y adolescencias peruanas, que tres legisladores hayan optado por abstenerse bajo el argumento de que ‘‘todo el mundo tiene relaciones’’ (como dijo José Balcázar), revela la urgencia de no tomar esta ley como un techo, sino como un paso más en el —todavía— largo camino para proteger a niñas y niños.

Educar sobre sexualidad de una manera integral, inclusiva, y desde un enfoque de género y derechos humanos es crucial para prevenir el matrimonio forzado contra niñas y adolescentes, quienes muchas veces son orilladas a casarse con sus agresores sexuales para ‘‘salvar su honor’’.

El trayecto es aún largo. La idiosincrasia peruana todavía ve a las niñas, adolescentes y mujeres como objetos a los que manejar. La ESI, por ejemplo, lejos de los bulos que esparcen personas y grupos antiderechos, permite identificar señales de abuso o potencial abuso, pone al centro el consentimiento, así como la autonomía sexual, y promueve vínculos sanos y respetuosos.

En contraparte, José Balcázar (Perú Libre), Víctor Cutipa (Perú Libre) y Gladys Echaíz (Renovación Popular), congresistas que eligieron ser neutrales ante la posibilidad de que sea legal que una adolescente de 13 años pueda casarse con un hombre que le triplica la edad, son reflejo de lo que gran parte de la sociedad peruana continúa avalando: la cultura machista que castiga y trata a las mujeres según la conveniencia de sus agencias. Son lo suficientemente mayores para casarse y ser madres, pero no para recibir educación sexual, acceder a métodos anticonceptivos o decidir abortar, por ejemplo.

¿En dónde radica, entonces, el compromiso de nuestros representantes respecto a la defensa de los derechos de las infancias y adolescencias? ¿Cómo es posible que se mantengan equidistantes ante la posibilidad de que una niña sea entregada a un matrimonio con todo lo que ello podría implicar? ¿Por qué para este caso se alude a la libertad individual de las niñas y adolescentes, mientras que para interrumpir un embarazo producto de una violación se les despoja de ella? La lucha contra la explotación y el abuso de un grupo altamente vulnerable en el Perú, como son las infancias y adolescencias, no debería ser materia de debate. Por otro lado, tampoco debemos dejar de exigirle a aquella arrolladora mayoría que votó a favor de prohibir la práctica del matrimonio infantil forzado que sea consecuente y continúe colocándose del lado de los derechos de niñas, mujeres y personas de la diversidad sexual y de género.