El asalto a la Junta Nacional de Justicia (JNJ) por el Congreso es un golpe que pretende la toma del poder, pero la mayoría del país no comprende la complejidad de este hecho político.
El hecho se percibe como un enrevesado conflicto entre políticos y es ajeno al hambre, las enfermedades y el desempleo que agravan cada día la crisis atroz en la que millones se sienten abandonados por el estado.
¿Qué tiene que ver la iniciativa que se plantea en el Congreso con la situación desesperada que atraviesa la población? ¿Acaso la defensa de la democracia que proclaman los políticos de oposición puede salvar a millones de la precariedad en que viven?
PUEDES VER: Congreso: ¿qué falta para que se vote en el Pleno informe que podría destituir a la JNJ?
Los conflictos políticos se producen mientras 16,6 millones de peruanos están en situación de inseguridad alimentaria, lo que significa que casi la mitad de la población del país tiene dificultades para obtener alimentos nutritivos en cantidades suficientes para satisfacer sus necesidades energéticas diarias.
En las redes sociales ha aparecido un spot en el que ciertos políticos conocidos denuncian la iniciativa del Congreso y convocan a la población a apoyar la democracia amenazada. En los mensajes, sus protagonistas explican por qué la propuesta del Congreso atenta contra la democracia y por qué hay que defenderla.
La gente sabe, desde hace ya mucho tiempo, que en el Perú se vive un simulacro de democracia en donde la corrupción y la arbitrariedad campean sobre los derechos humanos y sociales. Donde se elimina con impunidad a quienes se atreven a protestar y pedir justicia. Estamos en el umbral de una gran ola represiva, pues la voluntad de los sectores más retrógrados y oscurantistas es imponer una dictadura.
La defensa de la democracia podría comprenderse mejor si quienes dicen los mensajes se comprometen a participar con la gente en la solución de sus problemas. Presionar para que el Congreso desista de las propuestas de los grupos reaccionarios, como plantean los mensajes, es legítimo, pues garantiza que las elecciones se realicen sin fraude.
Pero la democracia que se exige hoy es diferente. Es en la que participa activamente el pueblo y en donde la representación popular no es monopolio de los políticos que son los filtros por donde pasan las decisiones, como sucede ahora con los manejos turbios del Congreso.
La población, con sus diferentes expresiones sociales y culturales, tiene que participar en el debate público y en la toma de decisiones circunscrita actualmente a una élite política, empresarial, intelectual y mediática.
PUEDES VER: Vicepresidente de JNJ ante posible remoción: “Algunos quieren una justicia sometida al poder político"
Esta ausencia de participación explica acaso el desánimo e indiferencia a las reiteradas convocatorias a manifestarse para acabar con un régimen nefasto que el 90% de los peruanos desaprueba y rechaza.
El objetivo es más que una elección, es construir por primera vez en nuestra historia una nueva democracia confiable que sea defendida y sostenida por todos los peruanos.