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Opinión

Temblores del mes morado, por Augusto Álvarez Rodrich

Siete retratos de gente que este mes puede hacer historia.

larepublica.pe
AAR

Vladimir Cerrón. La tradicional incontinencia en Twitter/X del principal líder de la izquierda peruana se desbordó desde que la justicia lo condenó otra vez por corrupto y se volvió prófugo y descarado con unos mensajes en redes que lo ratifican como un gran sinvergüenza.

Carlos Álvarez. Pedro Pablo Kuczynski se refirió a potenciales candidatos como Rafael Belaunde, Carlos Añaños y el humorista, de quien dijo podía ser el ‘Zelenski peruano’. Algunos lo tomaron a la broma, pero el interés político de Álvarez parece ir en serio. Podría irle muy bien. En el debate presidencial, al menos, sería imbatiblemente divertido.

Alberto Fujimori. Volvió a solicitar el indulto que PPK le otorgó y que la suprema dejó sin efecto por una resolución de la CIDH. Es un camino complicado, pero coincido con Mirko Lauer en su fotocheck de ayer en que su liberación hoy ya es razonable. Su muerte no debería ocurrir en la cárcel, por razones humanitarias y hasta políticas.

Julio Velarde. Está 6 en la encuesta del poder, pero su influencia real es mayor por su prestigio ganado por un BCR impecable en dos décadas, lo que vuelve ridículo el intento de Kurt Burneo de culparlo de la recesión, creyendo que así ayuda a su pata Alex Contreras.

Roselli Amuruz. Como congresista es buena guarachera, pero también figura representativa de un congreso penoso que ella encarna muy bien. Pidió disculpas por irse a rumbear en pleno velorio de su compañero de mesa directiva, y ni pudo pronunciar en orden su nombre: “Nano García Guerra”.

Fernando Rospigliosi. La próxima semana entra a este Congreso de los Rosellis, donde se puede convertir en el parlamentario más destacado por su verbo encendido y capacidad de debate, pero también desilusionarse, como Oliver Sonne al ver jugar a sus nuevos compañeros frente a Chile.

Ricardo Gareca. Si la selección pierde este martes contra el campeón mundial Argentina —que es lo más probable—, crecerá la presión para que vuelva a dirigir al Perú. Un punto de doce posibles, pero, peor aún, no saber a qué se juega, genera ansiedad en la afición. Sería un regreso que podría implicar cambios mucho más profundos en la FPF y en La Videna.