¿Por qué es malo que se proteja a Roselli Amuruz de una investigación en la Comisión de Ética del Congreso? En realidad, poco era lo que se esperaba de una comisión como la de Ética, que ha sido blanda con todos quienes han pasado por su instancia. Sin embargo, era una forma de mostrar que existe todavía un acto reflejo cuando se pone en cuestión tan severamente la majestad del Poder Legislativo.
Para quienes quieren considerarse el primer poder del Estado y que cuestionan cualquier atisbo de defecto en organizaciones y funcionarios a los que quieren subordinar, bajo amenazas de procesos y de acusaciones constitucionales, muestran su incapacidad para corregir tantos actos irregulares cometidos por la tercera vicepresidenta del Congreso y miembro de Avanza País.
No se trata de cosas menores. La congresista habría organizado un cumpleaños en el que hubo un muerto, producto de un disparo efectuado por alguien vinculado a su actual pareja. También ha tratado de sorprender con diferentes versiones a los medios, mientras se van descubriendo a las ocho personas vinculadas al fallecido, al novio y al asesino, que ya ocupan un puesto de trabajo en el Parlamento.
El espacio era el adecuado. Se trata de juzgar el comportamiento ético de la congresista y valorar si estas infracciones que se señalan contra ella se han cometido. Ni siquiera se trata de una investigación formal, que entendemos que se tendrá que hacer en su momento. Pero el fujimorismo cerró filas, junto con los partidos aliados, y protegió a la congresista de un eventual paso por la comisión.
El mensaje que trasmite este blindaje es que los amigos de la coalición autoritaria que nos gobierna están a salvo de todo, así sea un episodio penoso donde ha habido amistades peligrosas vinculadas al crimen y la fechoría, armas de fuego y un móvil que no termina aún de quedar en claro.
La moción planteó que la legisladora deje la Mesa Directiva “por hechos que denigran la imagen del Congreso”, y ni siquiera fue admitida a debate por el Pleno, porque no alcanzó los 63 votos necesarios, apenas logrando 51 votos.
Los votos en abstención de Fuerza Popular, Alianza para el Progreso y otras bancadas que se dividieron, salvaron a la tercera vicepresidenta del Congreso. Aunque para ello hayan terminado de enlodar el poco prestigio de uno de los poderes del Estado.