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Opinión

Cuidar el agua, por Marisa Glave

"Esto nos llevó a José de Echave, Katia Gilvonio y a mí a presentar una acción de amparo en 2019. Años después logramos una sentencia...".

larepublica.pe
GLAVE

La manera en que organizamos nuestra vida social en la modernidad ha generado una “ruptura metabólica”, una desconexión con la naturaleza. Damos por sentado que a nuestras ciudades llegarán el agua, la energía y los alimentos sin pensar seriamente de dónde vienen y cómo se producen.

Esto alienta una actitud despreocupada, incluso irresponsable, frente al manejo de recursos naturales. Pero hay episodios que nos abren los ojos. Coyunturas no esperadas que nos permiten contemplar nuestra propia fragilidad ante la ausencia o escasez de recursos estratégicos, como el agua.

Desde hoy se producirá un corte en el servicio de agua potable en 22 distritos de Lima. Solo el anuncio causó gran revuelo. Alcaldes y representantes del Ministerio de Vivienda vienen debatiendo la manera en que se suministrará agua por medio de puntos de abastecimiento fijos y camiones cisterna.

El debate me recordó la crisis que vivimos en febrero del 2017 cuando Sedapal tuvo que suspender el servicio de agua por el ingreso de materiales pesados provenientes de huaicos a la planta de tratamiento La Atarjea. Esa vez no hubo alerta, no hubo plan coordinado con alcaldes, hubo solo desabastecimiento y caos.

Al estudiar los planes de contingencia de Sedapal y revisar las fuentes de agua que tenemos en Lima, conocí que un porcentaje importante del agua que consumimos no viene de manera natural por la cuenca del río Rímac, la traemos por un túnel —el túnel trasandino Cuevas-Milloc— de la cuenca del río Mantaro. Un complejo sistema de canales, reservorios y lagunas colecta agua, desde Marcapomacocha en Junín, y representa hasta el 60% del sistema de regulación del río Rímac en época de estiaje.

En medio de este sistema se pretende desarrollar un proyecto minero, Ariana, pese a que el estudio de impacto ambiental aprobado no parece tener un adecuado análisis de su posible efecto sobre la cantidad y la calidad del agua que traemos a la ciudad de Lima.

Sedapal lo ha advertido innumerables veces, Incluso una evaluación externa contratada por Sedapal y ENEL también recomienda estudios adicionales. Y un estudio de sociedad civil, solicitado por CooperAcción, también alerta sobre los riesgos de afectación del agua por parte de la presa de relaves, que se pretende construir muy cerca del túnel y de la toma central de agua.

Esto nos llevó a José de Echave, Katia Gilvonio y a mí a presentar una acción de amparo en 2019. Años después logramos una sentencia que declaraba en parte fundada nuestra demanda. Obviamente, la empresa apeló esta sentencia y ayer se llevó a cabo la audiencia de apelación y la causa ha quedado al voto de los magistrados.

Los riesgos a los que nos enfrentamos en esta nueva era, con cambios climáticos que aumentan nuestra vulnerabilidad, requieren de medidas drásticas y de mucha conciencia ciudadana. Estemos alertas, no seamos indiferentes, cuidemos nuestras fuentes de agua.