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Opinión

El abrazo del oso, por Mirko Lauer

"Vladimir Putin y Kim Jong-un abrazados frente a un tren blindado al borde de la estepa rusa es una foto que no necesita leyenda":

larepublica.pe
MIRKO

Vladimir Putin y Kim Jong-un abrazados frente a un tren blindado al borde de la estepa rusa es una foto que no necesita leyenda. Corea del Norte tiene armas acumuladas desde los años 60, y ahora Rusia las necesita para su aventura en Ucrania. Para el recluso dictador de Pionyang se trata además de darse un paseo por las grandes ligas de la política mundial.

Desde el cisma chino-soviético Corea del Norte ha venido oscilando entre las dos potencias, cómoda bajo el paraguas de la enemistad con Washington. Por momentos su ubicación ha sido insostenible, pero ahora último las cosas han cambiado, y el agresivo Kim se mueve con mucha más soltura que antes. Incluso sale de su país, en tren, no en avión.

Según Bruce W. Bennett, de la RAND Corporation, Pionyang tiene ahora status de socio en un club imperialista con Beijing y Moscú. No habla de un proyecto conjunto, pero sí de tendencias gubernamentales muy parecidas. Para Bennett imperialismo y expansionismo son dos conceptos muy cercanos, y los tres países participan de él.

La invasión de Ucrania ha puesto en relativa evidencia cuán vigente está el trío que percibe Bennett. Si bien China ha tenido gestos prorrusos en el conflicto, ellos han sido moderados. Más que por una victoria de Putin, Xi Jingping se inclina más bien por una paz lo más pronto posible. Ucrania es un socio comercial de Beijing, como lo es Rusia.

Putin y Kim Jong-un han emitido un pronunciamiento conjunto antioccidental que no encaja del todo con la postura internacional de Beijing, que cuida mucho sus relaciones con el mundo occidental. Para Kim, que vive con el dedo en el gatillo, la posibilidad de colaborar con una guerra remota, y en esa medida sin riesgos, es óptima.

De otra parte, esta aproximación de Putin a Pionyang lo distancia todavía más de las democracias liberales del extremo Oriente. Después de la ensalada de pato que comió en su encuentro, Kim va a graznar más agresivamente que antes contra Corea del Sur y Japón, sus villanos favoritos.

En resumen, esta no parece la oportunidad para que los tres mandatarios se tomen una foto juntos en una réplica de Yalta, en tono antioccidental.