La justicia local ha levantado las sanciones que pesaban sobre Vladimir Cerrón por los supuestos actos de corrupción respecto a una obra de saneamiento en La Oroya ocurridos durante su gestión como gobernador regional de Junín.
En adelante, Cerrón no estará limitado por una condena de cuatro años de prisión suspendida y hasta podrá lanzar su candidatura en elecciones regionales, municipales o nacionales. El planteamiento del juez que lo ha librado de estas sanciones indica que la sentencia de la justicia de Junín estuvo mal planteada. Se trataría, según este magistrado, de una cuestión de formas. El procurador general apelará contra ese argumento.
Cerrón, presidente de Perú Libre, que profesa un marxismo anacrónico, estalinista y que lo reviste de mariateguismo, cumplió un papel nefasto como titular de la región Junín. Dejó como obras los escombros de puentes y hospitales inconclusos e inservibles en los que, no cabe duda, campeó la corrupción. El caso de supuesto favoritismo de un postor para una obra de saneamiento en La Oroya era una raya más al tigre.
En la misma semana que ha pasado, la justicia brasileña levantó todos los cargos que pesaban sobre el expresidente peruano Ollanta Humala por su implicancia en el caso Odebrecht, la más grande estafa contra el Perú. Lo ha declarado inocente, libre de polvo y paja.
En este beneficio muchos observadores creen ver la mano del presidente Lula, quien, como se recuerda, hizo de padrino político de Ollanta y de Nadine. Lula busca cerrar así todos los resquicios de un tema que también lo implica a él en circunstancias en que busca erigirse como nuevo líder continental. Lo que no se cerrará será el historial de dos personajes nefastos, sospechosos de usar la política para su propio provecho.