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Opinión

La demolición del siglo XXI cambalache, por Augusto Álvarez Rodrich

"La búsqueda de políticos anti-establishment en el mundo".

larepublica.pe
AAR

Por más sorprendente que parezca el triunfo de Javier Milei en las primarias argentinas, el fenómeno es menos asombroso a la luz del proceso en países desarrollados y en desarrollo por una frustración ciudadana que empuja hacia opciones antiestablishment que pueden ser derecha o de izquierda.

Milei es un ultraderechista libertario cuyo éxito se beneficia de la demolición de la calidad de vida de los argentinos por distintos gobiernos corruptos y con enfoques económicos absurdos.

“Veinte años de discurso falazmente izquierdista del kirchnerismo produjeron esta catástrofe: un país fallido con 40% de pobres donde los más perjudicados siguen a un delirante ultraderechista que quiere que todo el mundo ande armado y pueda vender a sus hijos”, comentó Martín Caparrós. “La paciencia de los argentinos ha sido puesta a prueba hasta la destrucción por 15 años de fracaso económico”, concluyó el periodista Michael Reid.

De paso, la elección argentina ratifica que las encuestas electorales están siendo cada vez menos capaces de advertir las tendencias de los ciudadanos, a muy pocos días de la votación, como también sucedió en España hace tres semanas por el desinfle de Vox, acaso por la creciente volatilidad en las actitudes de la población.

La búsqueda de candidatos y de soluciones antiestablishment no es patrimonio argentino ni del mundo subdesarrollado. Desde el Brexit hasta la elección de Trump, pasando por los triunfos de Jair Bolsonaro, Gabriel Boric, Gustavo Petro, Bongbong Marcos —hijo del dictador y ladrón filipino—, Nayib Bukele, Giorgia Meloni, Recep Tayyip Erdogan, o Pedro Castillo, junto con Milei, entre muchos otros en todo el mundo, estamos ante expresiones de una profunda frustración ciudadana.

En medio de la pérdida de confianza en las instituciones, incluyendo a los medios tradicionales afectados por la IA, esto es consecuencia de que el sistema político, como concluye un estudio internacional de Ipsos, se ha quebrado pues es percibido como promotor de desigualdad a favor de los ricos y los partidos políticos, por lo que se buscan líderes fuertes con vocación de romper las reglas políticas, para demoler la estación del tren como Los Saicos en 1964 y hoteles como Charly García en 1984.