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Opinión

Ahora sí, diplomacia presidencial, por Mirko Lauer

"El discurso de Boluarte como vicepresidenta peruana ante el Foro de Davos en mayo del año pasado dejó a los asistentes con la boca abierta ante el radicalismo antiminero de la oradora".

larepublica.pe
MIRKO

Cuando Dios da, da a manos llenas. Aparte de la presidencia que ahora ejerce, a Dina Boluarte pronto le van a caer dos más. La de la Alianza del Pacífico, a dos bandas en agosto próximo, y la del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) en San Francisco, este noviembre. Quizás aparezcan más presidencias por el camino.

El tema de los viajes de Boluarte ha sido presentado como una forma de gobernar a control remoto. La noción es exagerada, pues para convocar reuniones o transmitir órdenes bastan las conferencias telefónicas o las llamadas directas, desde hace ya buen tiempo. Digamos que comunicarse con casa no es sinónimo de gobernar.

Lo que ha obtenido Boluarte, pues, no es permiso para gobernar a distancia, sino permiso para salir del país. Pero eso tampoco es poca cosa, pues existe un efecto Mariano Ignacio Prado, y acaso también un efecto Alberto Fujimori, que hace del presidente de la República un virtual prisionero en el país, sometido a permisos del Congreso.

Ahora que puede salir del país, Boluarte se puede codear con los jefes de Estado del mundo y bajo esos reflectores existir, para lo que valga, como una presidenta más. Para su cuestionada legitimidad sin duda es un bálsamo. Carecía de sentido tener al mexicano López Obrador manejando una parte de nuestra política exterior.

Pero los podios internacionales tienen sus peligros. El discurso de Boluarte como vicepresidenta peruana ante el Foro de Davos en mayo del año pasado dejó a los asistentes con la boca abierta ante el radicalismo antiminero de la oradora. Una prueba más de lo versátil que puede ser esta política cuando se ofrece la ocasión.

El giro de Boluarte a la derecha se produjo cuando la izquierda presidencial de América Latina la quiso deslegitimar por haber sustituido al colega Pedro Castillo. Ahora que ese asunto exterior se ha calmado y que ella podrá sostener conciliábulos con pares formalmente de izquierda, ¿cambiará algo en el ánimo de la presidenta?

Pero quizás lo que la mantiene en la derecha es el predominio de esa posición en el Congreso peruano, que es el que va a dar los permisos de viaje de aquí en adelante. Alberto Otárola dice que el primer viaje fuera será a los EEUU (la mencionada APEC). Sorprendería que ningún compromiso con alas se presente por el camino.