Ping pong de drones, por Mirko Lauer

Lo primero que llama la atención en el llamado atentado con drones contra Vladimir Putin en el Kremlin en América Latina es el fuerte parecido con el atentado contra Nicolás Maduro en Caracas, en el 2018. Ambos autócratas aparecieron como luchadores de la primera línea y víctimas de un atentado, pero a la vez salvaron el pellejo.

Una ventaja de este tipo de ataque surgido de la nada es que se puede atribuir a quien uno quiera. Putin denuncia a Ucrania, que niega la autoría. Maduro, más napoleónico, dijo no tener “la menor duda” que detrás del ataque estaba el presidente colombiano Juan Manuel Santos, quien negó todo. También acusó a los EE. UU., algo que no haría ahora.

Para Putin esos drones son bienvenidos, pues lo pintan como un político que no puede ganar la guerra que desató, pero que en cierto modo es parte de sus batallas. Una perfecta operación militar desinformativa hecha en casa. Sin embargo, no todos los analistas occidentales piensan así. Las dos explosiones sobre el Kremlin podrían ser genuinas.

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Así lo considera Dan Sabbagh, de The Guardian, para quien el incidente seguirá siendo un misterio, pero “a pesar de que Vladimir Zelenski rechaza las imputaciones, la cosa refleja las tácticas de Kiev”. Ambos lados se acusan de un atentado que solo ha tenido consecuencias publicitarias. Que fue más o menos el caso de Caracas 2018.

Los dos atentados, y muchos otros menos publicitados, están amarrados a la magia del dron. Estos ahorran el uso del asesino suicida, dan la impresión de salir de la nada, aparecen a algunos metros de su objetivo, digamos que respetan el espacio urbano, y al parecer su origen no es fácil de determinar. Sorprende que no haya más ataques de esos.

Un atentado de confirmada factura ucraniana sería una bendición para Putin. Pues además de que no está ganando su guerra, hasta sus amigos más próximos le están reclamando una actitud más a favor de la paz. Pero su invasión es un potro desbocado y Putin no encuentra la manera de bajarse sin entrar en un proceso de pérdida del poder.

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Vengan de donde vengan, los drones inofensivos le han funcionado a Maduro y a Putin. Quizás están deseando más drones para mejorar las cosas.