La continuidad del ministro Óscar Becerra es absurda pues daña al país, a la educación, al Gobierno, al pacto de intereses que sirve, y hasta a la DBA de la que es miembro convicto y confeso debido a que es un bocón incontinente.
Daña al país porque las políticas públicas que promueve sobre un área crítica para el desarrollo como la educación implican un retroceso severo a todo nivel, incluyendo la universidad.
Su gestión consolidó la captura de Sunedu para que la manejen los borrachos que pusieron a su barman para que atienda al gusto del cliente, como el cliente a quien hicieron rector en Piura.
Hoy Sunedu sirve a los intereses mafiosos de esas covachas camufladas de universidad con drywall que no pudieron obtener licencia cuando se otorgaba con rigor, sin medir el efecto sobre el futuro de los estudiantes y propinando un gran daño a la educación peruana.
Mirko Lauer escribió tres columnas en este diario precisando las deficiencias de su gestión. Becerra es a la educación lo que el ‘agüita arracimada’ de Pedro Castillo fue a la salud.
Por ejemplo, disolviendo el Consejo Nacional de Educación por sus críticas, o retirando a una directora capaz de la Universidad Nacional de Música.
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Becerra también daña al gobierno al abrirle flancos innecesarios al agraviar a la mujer aimara en plena protesta, decir que Singapur tiene buena educación porque aplica la pena de muerte (¿quemó cerebro este tío?), o lanzar la salida de la CIDH para aplicar la pena capital (todo un derroche de ignorancia del señor ministro porque eso ya es imposible). El premier ya le dijo que no.
Pero Becerra también daña al pacto del gobierno con el Congreso para congraciarse con su sector conservador y con el gremio poderoso de las universidades mafiosas, y afecta hasta a la DBA que integra con entusiasmo desorbitado, porque, al ser un deslenguado incontinente, hace escandalosamente notorias estas coaliciones malolientes.
Es obvio que, por esas razones, el Gobierno de Boluarte-Otárola protege a Becerra en el Minedu, aunque pronto este binomio de palacio se dará cuenta de que su relevo es —por el propio bien de todos ellos— urgente e indispensable. A Becerra lo podrán enviar de embajador a El Salvador para que babee viendo cada día al autócrata de Bukele.