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Opinión

Otra crisis de representatividad

“Nuestras sociedades se han vuelto más liberales en cuestiones sociales, más abiertas a la diversidad”.

larepublica.pe
“Nuestras sociedades se han vuelto más liberales en cuestiones sociales, más abiertas a la diversidad”.

La desvinculación identitaria entre la oferta política y la demanda ciudadana ha alcanzado un momento crítico. Una explicación a este fenómeno gira entorno a la falta de espacios que permitan un relacionamiento permanente entre ciudadanos y de los que puedan emerger partidos políticos con una identidad clara, una militancia coherente y permanencia en el tiempo.

Si bien la promoción de estos espacios es esencial, su institucionalización no necesariamente solucionará el problema que afrontamos en el corto plazo. Esto se debe a que estaríamos promoviendo estrategias de construcción y consolidación de partidos que funcionaron tras la caída de los gobiernos militares (como el APRA o PPC, articulados alrededor de elementos ideológicos), pero que pasan por alto las nuevas contradicciones que caracterizan la polarización política actual.

Pipa Norris, profesora en la Universidad de Harvard, sostiene que venimos experimentando una revolución silenciosa que está alterando nuestros sistemas de valores y con ello, la diversidad de la oferta política en democracias alrededor del mundo. Nuestras sociedades se han vuelto más liberales en cuestiones sociales, más abiertas a la diversidad, igualitarias en cuento a los roles de género y más conscientes de desigualdades raciales. Esta transformación, que en el Perú ya tiene elementos palpables, ha desencadenado un profundo rechazo entre sectores más tradicionales, que ven amenazados sus sistemas de creencias y valores.

En las últimas elecciones, hemos tenido partidos que han tratado de abrazar ideas social-liberales y combinarlas con una agenda ideológica (Juntos por el Perú) y otros que han empatizado con quienes se sienten más vulnerables ante esta revolución cultural (Renovación Popular). En un contexto así, no existe partido que se presente como una alternativa viable y conciliadora, pues los costos, en términos culturales, de ser los perdedores de esta revolución, también en la arena política son cada vez más altos.