La enormidad de los desafíos que el Perú tiene por delante parece ser tan grande como la incertidumbre que generan los dos candidatos en carrera presidencial. Quien sea que llegue a Palacio de Gobierno deberá, forzosamente, empujar una agenda que logre un equilibrio económico responsable con redistribución y mirada regional. El problema es que aún no sabemos si los candidatos tienen las capacidades técnicas y de diálogo requeridas para tamaña tarea.
Esta semana fue interesante escuchar a dos jóvenes analistas políticos con una visión nacional, pero sin el filtro limeño. El periodista Marco Sifuentes entrevistó al arequipeño Gonzalo Banda, profesor de la Universidad Católica Santa María y San Pablo de Arequipa, y a la piurana Zaraí Toledo, socióloga y PhD en Ciencias Políticas por la Universidad de British Columbia.
Banda se preguntó: ¿qué razones habría para que las regiones no reclamen? ¿Qué ha cambiado estructuralmente tras las grandes reformas aplicadas que hacían pensar que, después de una crisis sanitaria y económica como la actual, las regiones despertarían y dirían: “Oye, ¡qué maravilloso esto de vivir en el Perú y de tener que perseguir camas UCI y oxígeno!”? Cuando este reclamo se manifiesta en elecciones, desde Lima se titula: “El Perú profundo ha hablado”, “Las regiones reclaman ser oídas”. Lima no puede seguir indiferente.
Con un proceso de descentralización donde se transfirió competencias, pero no capacidades, toda decisión política sigue sometida al visto bueno del Ejecutivo. No se confía en el criterio regional, y la estabilidad nacional no está asociada al diálogo con las regiones ni con los sectores populares.
Lo que caracteriza al Perú es su completa desarticulación. Por eso, lo que se reclama al próximo Gobierno no son solo ajustes al sistema económico, sino sobre todo al sistema político: incorporar a las regiones dentro del debate nacional y la agenda pública.
Según los entrevistados, el referente en el sur es Evo Morales, y en el norte es Rafael Correa. ¿Por qué? Toledo señala que, en el norte, el fenómeno El Niño sigue marcando la agenda. Son regiones que viven en perpetuo estado de reconstrucción y que miran cómo las acciones de prevención implementadas en Ecuador mitigaron los daños que sufrieron los ecuatorianos en el 2017.
En el sur, Banda explica que Bolivia ha avanzado en su matriz energética y que el gas barato llega a casa de todos, mientras que en el Perú sigue siendo una promesa incumplida —pagamos 50 soles por balón—. Entonces, cuando un candidato promete nacionalizar los recursos estratégicos, desde Lima gritan: “¡Pero qué le pasa!”. El punto no es, por supuesto, defender a Morales o Correa ni copiar sus modelos, en absoluto. Sería un despropósito. Pero sí debemos abordar nuestros temas con una mirada comparada para entender qué mensaje se está reivindicando y qué necesidades prioritarias siguen insatisfechas. Es decir, que el Estado haga su trabajo.
Si el próximo Gobierno no empuja una agenda redistributiva, en cinco años estaremos enfrentando las mismas (justas) exigencias, pero con mayor polarización.