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Opinión

En defensa de la Bahía de Paracas

“Somos organizaciones, gremios y congresistas peruanos que no permitiremos que afecten el ecosistema, el turismo y vulneren la vida silvestre de Paracas”.

larepublica.pe
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Por esas mágicas coincidencias de la vida y a punto de escribir sobre la expectante situación sobre el futuro de la Reserva Nacional de Paracas, considerando que el Senace (Servicio Nacional de Certificación Ambiental para las Inversiones Sostenibles) está por resolver la apelación de la empresa Terminal Portuario de Paracas (TPP), me llega la semana pasada una carta de Manongo Mujica con un valiente y lúcido mensaje dirigido hace unas semanas al presidente ejecutivo de dicha autoridad ambiental, ya que el TPP pretende que se autorice el almacenamiento y transporte de concentrados de minerales en el puerto de San Martín confiando en que la tecnología y sistemas a utilizar garantizan cero riesgo para la reserva.

Mujica señala que cierto tipo de empresariado minero y portuario no calibra el impacto social y ambiental de sus inversiones y subraya que “pocos países como el Perú cuentan con un ecosistema de la calidad y fragilidad de la Reserva de Paracas, emblemática por la cultura que ahí floreció y deslumbró al mundo entero por la extraordinaria calidad de textiles y mantos funerarios, además de su espacio geográfico que fue para nuestros antepasados un espacio sagrado”… Y agrega: “Con la excusa de la modernidad y el progreso no puede pretenderse imponer un almacén donde se mezclarán, almacenarán y luego exportarán peligrosos concentrados de minerales… Es lamentable que la empresa concesionaria del Puerto de San Martín no haya evaluado antes de su inversión otras opciones de ubicación sabiendo que la operación minera propuesta es de riesgo capital para el ecosistema de Paracas. La ubicación correcta no se decide solo con base en las normas legales o según las bases establecidas por un ministerio, sino luego de un análisis real y responsable de los costos que podría infligirle a la reserva natural y a la nación”.

Después de haberse publicado extractos de la carta mencionada en la sección de este diario Opinión/Lectores/Cartas, al día siguiente aparece en el diario Gestión una entrevista al presidente ejecutivo de la empresa TPP con unas declaraciones agresivas e insultantes amenazando demandar ante el Ciadi al Estado peruano por S/ 200 millones y, en un proceso paralelo, lograr que se sancione a los funcionarios del Senace, Sernanp y la Autoridad Nacional del Agua porque, según su trasnochado parecer, “no han actuado de acuerdo a ley” y sus actos “pueden calificarse como abuso de autoridad”. Desde mi punto de vista, las declaraciones impertinentes del presidente del TPP parecen más una pataleta y un inexcusable acto de presión con amenazas que pintan de cuerpo entero su visión y responsabilidad empresarial.

Como dijo el congresista Daniel Olivares el mismo día de publicada la ominosa entrevista: “No, señor Arce. No somos ‘grupos pequeños con intereses particulares’. Somos organizaciones, gremios y congresistas peruanos que no permitirán que afecten el ecosistema, el turismo y vulneren la vida silvestre de Paracas. Su amenaza de demanda no tiene sustento jurídico”.

De otro lado, la Asociación Aso Paracas nos recuerda el art. 68 de la Constitución que establece: “El Estado está obligado a promover la conservación de la diversidad biológica y de las áreas naturales protegidas”. Por lo tanto, el TPP no tiene ningún derecho a que se apruebe la operación de concentrados de minerales si estas actividades son incompatibles con los estándares ambientales. En efecto, señala Aso Paracas, “el contrato de concesión tiene cláusulas que expresan y específicamente subordinan, sujetan y condicionan toda actividad del TPP a obtener las autorizaciones ambientales respectivas bajo los estándares previstos en las leyes peruanas”.

Escuchen bien, señores del TPP: más de 160.000 firmas acreditan la indignación ciudadana por este atropello a nuestra dignidad y patrimonio natural y cultural. ¡Viva Paracas! ¡Viva el Mar de Grau!