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Opinión

Los mercaderes del COVID

“Empresarios sin escrúpulos y funcionarios corruptos que, asociándose, encontraron en esta crisis la ocasión...”.

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La pandemia del coronavirus ha sumado crisis. La sanitaria fue la primera y más obvia. Hasta el momento, las cifras oficiales arrojan más de 39 millones de contagios a nivel mundial y cerca de un millón cien mil fallecimientos. En el Perú, han sido 860 mil casos y más de 35 mil muertes.

Para afrontar esta emergencia, los gobiernos decretaron cuarentenas que paralizaron las economías, ocasionando una contracción sin precedentes. Las proyecciones del Fondo Monetario Internacional fijan en 4.4% la caída del PBI mundial este año. Para nuestro país, el pronóstico es de -13.9%.

Una situación de estas dimensiones nos golpea a todos. La pandemia ha sembrado de contagios y muertes nuestro entorno, ha hecho que perdamos nuestros trabajos, se extingan nuestros ahorros, se arruinen nuestros proyectos más ambiciosos, naufraguen matrimonios y se produzcan consecuencias psicológicas que recién empiezan a ser estudiadas.

Sin embargo, existe un grupo de personas que han sabido beneficiarse de lo que está pasando. Empresarios sin escrúpulos y funcionarios corruptos que, asociándose, encontraron en esta crisis la ocasión perfecta para sacar partido, aprovechándose del dolor, la desesperación y la muerte.

Como informó la Unidad de Investigación del diario El Comercio, Essalud invirtió millones de soles en las polémicas pruebas rápidas, pagando por cada una casi el triple que el Estado. Según el Sistema Electrónico de Contrataciones del Estado, entre mayo y agosto Essalud gastó más de diez millones de soles en 286.000 test rápidos, con precios unitarios que oscilaron entre los 33 y los 45 soles. Al mismo tiempo, Perú Compras hizo tres adquisiciones, pagando entre 16 y 29 soles por unidad. ¿A quién ha beneficiado la diferencia?

Algo parecido ocurre con el negocio montado alrededor de las medicinas «milagrosas» para el tratamiento del COVID-19. A pesar de las críticas de la comunidad científica, el jueves la ministra de Salud, Pilar Mazzetti, anunció que la hidroxicloroquina, la ivermectina y la azitromicina se retirarían para pacientes hospitalizados por COVID-19, pero se mantendrían para los casos ambulatorios y leves. Justo unas horas después, la Organización Mundial de la Salud publicó el estudio Solidarity, realizado a 11.200 pacientes, en 400 hospitales de 32 países de todo el mundo, que concluyó que las terapias con cloroquina, hidroxicloroquina, remdesivir, lopinavir, ritonavirs e interferón no reducen la mortalidad de los pacientes.

Peor todavía. Como recuerda -, solo en octubre, Essalud compró a 980 mil unidades de ivermectina —un medicamento desaconsejado por la FDA para el tratamiento o la prevención de coronavirus— por cuatro millones 782 mil soles, un millón de soles más de lo que se gastó entre abril y septiembre. ¿Alguien responderá por este festival de compras incomprensibles?