“Hola, quería pedir tres docenas de churros rellenos”. Así inició un mensaje de WhatsApp que cambió para siempre la vida de la familia de Sofía y Federico, dueños de una churrería en Funes, Rosario (Argentina). Ellos no lo sabían, pero Lionel Messi era quien les escribía para un pedido que les abrió las puertas. Ahora les permitirá abrir una sucursal en Miami.
Antes de abrir su exitoso negocio, Sofía trabajaba en un hotel y Federico en una rotisería en Rosario, pero se mudaron a Funes luego de un robo a mano a armada en el que mataron a su perro.
Ya establecidos en Funes, ambos solían irse a comprar churros en un negocio cercano. Una vez la dueña del lugar les contó que iban a cerrar porque habían tenido en venta el local por dos años y nadie se los había comprado. Además, el negocio de los churros les había dejado de ser lucrativo.
Ninguno tenía idea de cómo preparar churros ni de la producción de todas las variedades: “Más que ayudar a mi marido pelando papas en la rotisería, yo no tenía mucha experiencia, pero ahora lo hago con los ojos cerrados”, cuenta Sofía a Infobae.
No obstante, inesperadamente tuvieron que irse del local cuando la exdueña falleció y quienes quedaron a cargo del ambiente no aceptaron los antiguos términos. Estuvieron año y medio buscando un punto donde instalarse hasta que encontraron uno en Funes.
En los principios del negocio, la familia hizo un nexo con la familia Messi a través del veterinario de la familia de Antonela Roccuzzo y durante seis años le regalaron churros sin saber si realmente él los recibía. Hasta que un día les llegó el mensaje de Lionel Messi. “No me di cuenta de que el pedido era para ellos, y recién después de que volvió el delivery, Juampi, llorando, entendí todo”, cuenta Sofía.
Juan Pablo, el joven que entregó el pedido, cuenta que logró conversar un momento con Antonela y que Messi lo saludó desde lejos. Lo primero que hizo cuando salió de la casa del '10' de Argentina fue llorar y contarle a su mamá.
Una semana después, el papá de Lionel, Jorge Messi, pasó por el local con sus nietos Thiago, Mateo y Ciro para comprar más churros. “No podemos explicar la felicidad de saber que les gustaron, y no paramos de sorprendernos de la cantidad de personas que vienen por día, y no solo a comprar, sino que traen propuestas para hacer inversiones”, cuentan.
Al hacerse conocida la historia, la demanda de churros creció rápidamente, inauguraron un segundo local, se mudaron de casa y pasaron de tener un equipo de siete a un total de 25 personas. “El crecimiento del negocio fue tremendo, se nos hace cola de gente que quiere poner una franquicia, nos ofrecen constantemente vender nuestros productos en su local, y nos pasan cosas loquísimas: hasta nos ofrecieron vender nuestros churros en Islandia”, cuenta Sofía.
PUEDES VER: Joven que habla 16 idiomas revela su secreto para aprender cualquier lengua en solo 90 días
Ahora la familia ha tenido la posibilidad abrir una sucursal en Miami, incluso ya han iniciado los trámites necesarios para viajar a Estados Unidos y firmar los papeles restantes para invertir y las recetas.