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La cárcel más peligrosa del mundo está en América: los presos que intentan huir tienen un trágico final con tiburones

Rodeada por tiburones y con un diseño impenetrable, esta prisión se erige como el infierno acuático para los delincuentes más buscados.

La cárcel flotante cuenta con una seguridad extrema y diversas especies de tiburones. Foto: composición de Jazmin Ceras/La República/CDN | Lr/ Composición: Jazmine Ceras

Los delincuentes de máxima categoría pasan sus días en la prisión flotante más extrema del planeta. Su sistema de seguridad, compleja ubicación y un diseño estratégico la colocan en la cima del ranking. Las personas que son trasladadas a ese lugar están condenados a cadena perpetua, por lo que no podrán escapar hasta que mueran. La cárcel flotante nunca se estaciona y navega constantemente para evitar chocar con la orilla.

Fue estrenada en 1992 y sufrió modificaciones en el transcurso de los años por el poco aforo. Asimismo, ingresó al prestigioso Guinness World Records y la describe como la instalación de prisión operativa más grande del mundo, en una barcaza con 870 camas. La embarcación está justo enfrente de un enorme complejo penitenciario, ubicado en una isla de 167 hectáreas, en el East River, entre Queens y el Bronx.

Así luce la prisión flotante más extrema del mundo por fuera/ Foto: El Independiente

La cárcel más peligrosa del mundo ubicada en América

El buque se encuentra anclado en la costa de Nueva York, debido al aumento de delincuencia, en Estados Unidos. Suma 16 dormitorios y un centenar de celdas para acoger a prisioneros de seguridad media o alta. La infraestructura incorpora también, entre otros servicios, un centro médico, gimnasio, capillas y biblioteca para entretener a los presos.

Los presos, una vez allí, no tienen posibilidad de escapar por la seguridad extrema que posee. La única forma de salir es tirarse al mar. Sin embargo, los hambrientos tiburones complicarían la fuga y cualquier intento de fuga. Los reclusos no poseen ningún privilegio de salud ni alimentación.

En 1993, un prisionero intentó escapar mientras limpiaba el barco y al ver a la seguridad distraída decidió tirarse al mar con la esperanza de empezar una nueva vida. No obstante, no se percató que un tiburón estaba merodeando su territorio. El convicto fue atacado por el enorme cazador marino y no pudo defenderse en medio de la oscuridad y las frías aguas.

Los tiburones alcanzan los 40 kilómetros por hora al momento de cazar/ Foto: Animal Planet

Las polémicas de la prisión flotante de Estados Unidos

Su compleja ubicación representa une elevado costo, ya que el presupuesto era menor a 126 millones de dólares y terminó superando los US$161 millones. En un inicio se planteaba como una solución inmediata debido a la sobre población de Rikers Island, ubicada en las costas de Nueva York. Sin embargo, perduró en medio de diversas polémicas por denuncias de hacinamiento y malas condiciones de vida entre los reos.

Gregory Acevedo, un recluso de 44 años, se suicidó lanzándose por la borda del bote. Un año antes, Stephan Khandu, de 24 años, murió luego de contraer una forma tratable de meningitis, transmisible por roedores. Los convictos reciben una hora de actividades recreativas en la cubierta y después pasan el resto del día con poca luz natural. El movimiento del bote, el calor sofocante de las celdas y los constantes cortes de energía eléctrica han empeorado las condiciones de vida en su interior.