La ONU confirmó este sábado que los cuatro grandes hospitales de Gaza, ubicados en el norte de este territorio palestino, han quedado completamente rodeados por el ejército israelí, mientras que las organizaciones humanitarias afirman estar “horrorizadas” por los bombardeos y otros ataques incesantes contra esas infraestructuras.
“Pacientes, que incluyen bebés, y civiles que buscan alivio están bajo ataque y no tienen a dónde ir. Es una afrenta hacer la guerra alrededor y contra los hospitales”, denunció la organización humanitaria Consejo Noruego para los Refugiados.
Israel afirma que el movimiento islamista Hamás usa las infraestructuras médicas para operar y a los civiles como escudos humanos, pero la organización recordó que le corresponde probar que esto es cierto, lo que no ha hecho hasta ahora.
Incluso si esto fuese así, el país atacante debe respetar los principios humanitarios y asegurarse de que los civiles no sufren daños, dijo.
“La destrucción que están sufriendo los hospitales en Gaza es insoportable y debe parar, ni siquiera el hospital de niños se ha salvado de la violencia”, denunció el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).
La ofensiva militar israelí contra Gaza ha provocado en 35 días más de 11.000 muertos y cerca de 25.000 heridos, según cifras de Naciones Unidas.
Los hospitales asediados prácticamente ya no pueden atender a los heridos. El más importante (hospital Al-Shifa) se ha quedado sin electricidad tras agotarse totalmente el combustible con el que hacía funcionar los generadores, mientras que otros dos centros médicos de referencia, incluido el de atención a niños, también han dejado de funcionar tras sufrir graves daños.
Israel ha indicado que los civiles en el norte de Gaza —que se cuenta aún en unos 300.000— podrán salir de ese sector durante pausas diarias de los bombardeos.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, reiteró este sábado que “no habrá alto el fuego” en Gaza, y que Israel está determinado a mantener el control sobre la Franja “desde una perspectiva de seguridad”, mientras las tropas israelíes profundizan su ofensiva terrestre en el interior del enclave.
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“Si queremos la paz, debemos erradicar a Hamás”, dijo esta noche Netanyahu en una rueda de prensa, en la que aseguró que Israel sigue firme en su idea de mantener su presencia militar sobre Gaza y tener su control “desde una perspectiva de seguridad”, ante lo que “la guerra contra Hamás avanza con toda la fuerza y un objetivo: ganar”.
Según remarcó, el Ejército sigue “utilizando fuego agresivo desde el aire y desde tierra”, y remarcó que el cese el fuego que cada vez se pide más desde más sectores de la comunidad internacional no será posible “hasta erradicar a Hamás” y liberar a los alrededor de 240 cautivos en la Franja en manos de las milicias palestinas.
Ayer, en una cumbre de emergencia en Arabia Saudí, los países árabes e islámicos pidieron el fin de la guerra y que Israel rinda cuentas por sus “crímenes masivos”, y le exigieron también que aumente la entrada de ayuda humanitaria al enclave, afectado por falta de agua, comida, medicinas y combustible por un cerco casi total impuesto por Israel desde el inicio del conflicto.
Niega embestida. Israel asegura que el corazón militar del grupo está debajo y en entornos del Hospital Al-Shifa. El Ejército israelí negó ayer las acusaciones sobre el asedio en el hospital.