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Demócratas ante una remota posibilidad

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Oscar Vidarte A. - Internacionalista PUCP

Por: Oscar Vidarte A. - Internacionalista PUCP

La posibilidad de que Donald Trump pueda ser destituido es muy remota. No solo nunca en la historia de los Estados Unidos un presidente ha sido destituido (frente a las evidencias, Nixon prefirió renunciar al cargo antes de iniciar el proceso), sino que en la actualidad el Senado cuenta con mayoría republicana, necesitándose en última instancia el voto de dos tercios de los senadores para destituir a un presidente.

Asimismo, a pesar de las pruebas existentes, tiene que demostrarse con toda certeza las presiones ejercidas por Trump y el personal a su cargo contra el gobierno ucraniano para que se investigue a Joe Biden –uno de los principales precandidatos demócratas para las presidenciales del próximo año–, con el objeto de favorecer su campaña para la reelección.

Habiendo confirmado las autoridades estadounidenses la injerencia rusa en las últimas elecciones en favor de Trump, se pensó que esta trama podría terminar involucrando al presidente de la potencia mundial, pero esto, a pesar de los indicios que vinculan a personajes de su entorno con este caso, ha sido muy difícil de demostrar. La Fiscalía no halló culpabilidad en Trump, pero tampoco pudo confirmar su inocencia.

Los demócratas podrían haber promovido el “impeachment” en ese momento, pero era políticamente incorrecto realizar tales acusaciones a un presidente recién electo; además, tampoco contaban con los votos en la Cámara de Representantes para siquiera iniciar el proceso.

No obstante, el contexto político actual es distinto. En las legislativas del 2018 los demócratas recuperaron la Cámara Baja, y ante la posibilidad real de que Trump sea reelecto, utilizar la figura del “impeachment” puede ser una herramienta que ayude a los intereses demócratas por regresar a la Casa Blanca. El increíble fracaso de Hillary Clinton aún se encuentra fresco en la memoria