Inspiradas en el movimiento feminista de Estados Unidos, las activistas del #MeToo de Egipto, uno de los países más conservadores del mundo, han puesto al descubierto una serie de agresiones sexuales y casos de acoso.
Pese a las detenciones de mujeres que han manifestado a través de las redes sociales estar en contra de la violencia de género enquistada en el país africano, el #MeToo continúa resistiendo. Sin embargo, las recientes capturas de los testigos de una violación grupal ocurrida en 2014 amenaza con traer abajo todo lo avanzado.
Los hechos se remontan a 2014. Según narra la víctima, nueve hombres la drogaron y abusaron sexualmente de ella en un hotel en El Cairo. No solo ello, sino que además difundieron el video de la violación grupal en internet.
En aquel entonces, el caso fue ignorado, pero resurgió a finales de julio en las redes sociales gracias a la movida de #MeToo en Egipto.
Cinco de los agresores fueron entregados a la justicia esta semana, mientras que los otros cuatro se fugaron. Una activista feminista, que tiene vínculo con la víctima y los testigos, aseguró que los acusados se encuentran en Inglaterra y Estados Unidos.
No obstante, el actuar de las autoridades ha dado un giro. El Consejo Nacional de las Mujeres animó a los testigos a ponerse en contacto con los operadores de la justicia, pero a finales de agosto cuatro de ellos fueron capturados, así como otros dos de sus conocidos sin vínculo directo del caso.
De acuerdo a la ONG Human Rights Watch, se les acusó a los testigos de “atentar contra la moral” e “incitar el libertinaje”. Además, en una entrevista con AFP, la activista feminista dijo que se les obligó a someterse a “pruebas de virginidad” y exámenes anales.