“Estaba borracha”, “eso te pasa por ir sola” y “con esa faldita provocas a cualquiera” son algunas de las frases que, seguramente, habremos escuchado a lo largo de nuestra vida en diversos contextos. Quizás hasta tú mismo lo has dicho, y esto se debe a que, en una sociedad machista y misógina, estas premisas están tan interiorizadas que pasan desapercibidas.
Lo que tal vez no sabes es que al emitir este tipo de mensajes, estás culpabilizando a la víctima de un abuso sexual, y con ello, contribuyendo con la ‘cultura de la violación’, cuyo término fue utilizado por primera vez en la década de 1970 por la segunda ola del feminismo.
“La cultura de la violación es omnipresente. Está grabada en nuestra forma de pensar, de hablar y de movernos por el mundo”, explica la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
La cultura de la violación describe las formas en que la sociedad normaliza y justifica la violencia sexual, culpabilizando o cuestionando a las víctimas. Es decir, la manera en que se admite, silencia o se minimiza los casos de abuso sexual a mujeres, niñas o niños, de modo que se legitiman las desigualdades de género y sexualidad.
Pese a todo esto, nosotros tenemos la oportunidad cada día de examinar nuestros comportamientos y actitudes, que permiten que siga existiendo la cultura de la violación. A continuación, la ONU ofrece algunas estrategias para frenarla.
“Las mujeres dicen ‘no’ cuando quieren decir ‘sí’”: típica frase capaz de desatar acciones machistas y hasta la misma violencia sexual. Por ello, el consentimiento dado libremente es imprescindible en todo momento. Vale precisar que este, incluso, va más allá del plano sexual. Por ejemplo, cuando un niño no quiere dar un beso a alguien y los padres le obligan a hacerlo.
“Integra el consentimiento convencido en tu vida y habla de él”, sugiere la ONU.
Piensa de manera crítica qué significa la masculinidad para ti, y cómo la representas. Libérate de los micromachismos que dictan cómo debe comportarse el hombre o la mujer, los cuales únicamente legitiman los estereotipos de género. Por ejemplo, que los hombres no deben llorar, que deben ser ‘machos’ y fuertes; sin embargo, recordemos que todos tenemos el derecho de expresar nuestras emociones, sin temor ni represión alguna.
masculinidades
Debido a que el lenguaje está profundamente arraigado en la cultura, podemos llegar a olvidar que las palabras y frases que utilizamos pueden manifestar el machismo y misoginia.
La ONU dice que puedes optar por dejar de lado el lenguaje y las letras que culpan a las víctimas, cosifican a las mujeres y excusan el acoso sexual. Recuerda, que cómo viste una mujer, qué y cuánto ha bebido y dónde se encontraba en un momento determinado no son invitaciones para violarla.
Aplica políticas de tolerancia cero ante la violencia y el acoso sexual en cada uno de los espacios en los que te desenvuelves.
La cultura de la violación afecta a toda la población, independientemente de la identidad de género, la sexualidad, el nivel económico, la raza, la religión o la edad. Por eso, para erradicarla es necesario desterrar las definiciones restrictivas sobre el género y la sexualidad.
Por ejemplo, muchas de las personas LGTBI pueden ser víctimas de ‘violencia correctiva’, en el que sus agresores justifican sus acciones aludiendo que el objetivo es ‘corregirles’ o ‘curarlos.
Sé parte de iniciativas creadas por y para mujeres, conviértete en un aliado de las causas justas, apoya a las sobrevivientes de violencia de género, y promueve la aceptación de todas las identidades de género y sexualidades.
En la época de Ni Una Menos, Me Too y otros movimientos feministas, las sobrevivientes de la violencia son más visibles que nunca.
Escucha sus experiencias, lee los relatos de las sobrevivientes y activistas de todo el mundo. No digas “¿por qué no se fue de allí?”, sino “te escuchamos, te vemos, te creemos”, recomienda la ONU.
mujeres
Una violación nunca es un chiste. “Los chistes sobre la violación legitiman la violencia sexual, haciendo más difícil que las víctimas puedan denunciar que no se ha contado con su consentimiento”, precisa.
Para poner fin a la cultura de la violación, los victimarios deben rendir cuentas. Con el enjuiciamiento de los casos de violencia sexual, se reconocen estos actos como crímenes y se lanza un firme mensaje de tolerancia cero.
Así que donde sea que te encuentres, si ves un retroceso en los procesos legales contra los agresores, lucha por la justicia y la rendición de cuentas.
La ONU te invita a desafiar los estereotipos de género e ideales violentos a los que se enfrentan niñas y niños en los medios de comunicación, en la calle y en la escuela. Explica a tus hijas e hijos que su familia es un espacio seguro donde pueden expresarse tal y como son.
Asimismo, respalda sus decisiones y explícales la importancia del consentimiento a una edad temprana.