Por Juan Alvarez Morales
Domingo 6 de junio de 2021. Abres los ojos, prendes la tele, escuchas susurros de reporteros reiterando que van a ser las 8 y no todas las mesas se han instalado, maldito Estado ineficiente. Los dejas hablar. Revisas tu teléfono, ignoras las cadenas de oración por el futuro del Perú en el WhatsApp del barrio y vas a Twitter. Ahí están congelados, los tuits fervorosos de la medianoche con el hashtag #CambioViciadoPorCastillo, tierna reacción de los que hasta conocer las encuestas prohibidas de la víspera juraban estar orgullos de su neutralidad, para complacencia de castillistas desmoralizados y fujimoristas que ahora sí, con el resultado mínimo a su favor, renovaban su fe en las encuestadoras y los medios que financian los estudios de intención de voto. De pronto, ya no son mermeleros.
Presencia. Ciudadanos de todo el país se esforzaron por votar. Foto: AFP
Te levantas, sales a dar un paseo a la mascota, vas a comprar el periódico, el pan. En la cola, gente con los polos de la selección de fútbol. ¿Juega Perú hoy?
Cajamarca. El candidato de Perú Libre, Pedro Castillo, realizó ante la prensa el tradicional desayuno electoral. Después de una hora, se repartieron manjares típicos de la región. Foto: Aldair Mejía / La República
Vas a tomar desayuno, vuelves a la TV. En Cajamarca, Castillo reparte pan a los reporteros que lo siguen 24 horas. Se sienta a la mesa y acompaña a su familia que ya toma un caldo de gallina. Un corte súbito en la transmisión y ahora ves a la dinastía Fujimori en un pueblo joven de San Juan de Lurigancho. Lo que se ve en la mesa es modesto, los que de lejos ven la mesa también. Apagas la tele, revisas Twitter y los dos bandos persisten en su encono. En las redes no hay restricciones, o estas no importan.
Lima. A diferencia de otros de sus intentos de ganar una elección presidencial, Keiko Fujimori no tomó desayuno en casa. Se fue hasta San Juan de Lurigancho y eligió como escenario un pueblo joven. Foto: EFE
Y sales a votar. Y te topas con otros hinchas de domingo en la mañana. Recuerdas que Keiko se apropió de la blanquirroja para hacerla oficial de su campaña. Maldices y dices que solo falta que en tu mesa de votación haya uno de esos que se quiere pasar de vivo haciendo propaganda encubierta a favor de la hija del dictador. Llegas y ves que es peor que eso: el presidente de tu mesa es el que está con la blanquirroja, Sí, el que va a validar el voto y dirigir el escrutinio, reclamas al representante del JNE, de la ONPE, y te dicen que todo es legal y que si insistes la policía te sacará del lugar. Estás con tu familia, te vas del local de votación, reniegas.
Llegas a casa, vuelves a la TV, a Twitter. Lees que en Lima han agredido a la candidata a vicepresidenta de Castillo, que Vladimir Cerrón fue a votar con el polo de Perú Libre, que se acusa de manipulación de cédulas a personeros de ambos partidos, que en Piura llevaron a votar a 60 ancianos con intenciones y una modalidad sospechosa. Estás harto y quieres que acabe todo, pero sabes que eso no pasará.
Violencia. Seguidores de Perú Libre increpan a individuo que agredió a Dina Boluarte en Surquillo. Foto: Antonio Melgarejo / La República
Dan las 7 p.m. y el boca de urna de Ipsos y América TV anuncia diferencia de 0.6 % a favor de Fujimori. Castillo sale a su balcón a pedir calma, a esperar resultado oficial de la ONPE. Y eso puede tomar días. Mientras, esa polarización asfixiante de esta segunda vuelta seguirá en el aire.
Psicosocial. Como pasó el sábado, algunos negocios se dejaron llevar por rumores y reforzaron sus fachadas. Foto: Oswald Charca / La República
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