
La recuperación del empleo en Lima Metropolitana muestra signos mixtos. Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), entre abril y junio de 2025 la población ocupada llegó a 5 millones 481 mil 400 personas, un incremento de 0,4% (20 mil 100 personas) respecto al mismo trimestre del año anterior.
Si bien la cifra marca una continuidad en la tendencia positiva postpandemia, también revela profundas brechas en términos de calidad, género, edad e ingresos.
En su más reciente informe sobre el mercado laboral, el INEI reporta que la población adecuadamente empleada —es decir, quienes tienen un trabajo que les permite cubrir al menos la mitad del valor de la canasta básica familiar— creció 12,8%, al sumar 404 mil 500 nuevos empleos de este tipo.
Al mismo tiempo, la población subempleada disminuyó 16,6%, tanto por una menor incidencia del subempleo visible (insuficiencia de horas trabajadas) como del invisible (bajos ingresos).
La tasa de desempleo también se redujo levemente, de 6,6% a 6,4%, lo que equivale a 373 mil 100 personas que buscan activamente empleo. Sin embargo, Fernando Cuadros Luque, economista laboral de la Universidad del Pacífico y exviceministro de Empleo, advierte que esta mejora es más nominal que real.
“El desempleo está estancado: era 6,3% en 2019 y ahora es 6,4%. Lo que ha crecido fuertemente es la inactividad laboral: personas en edad de trabajar que ya ni siquiera buscan empleo. Entre 2019 y 2025, ese grupo aumentó en 28%, lo que podría reflejar un desempleo oculto muy preocupante”, señaló Cuadros en entrevista con La República.
Uno de los segmentos más golpeados es el de los jóvenes. Entre abril y junio de este año, el número de personas ocupadas de 14 a 24 años se redujo en 14,3% (-102 mil 200). En cambio, el empleo creció entre quienes tienen 45 años a más (5,5%) y, en menor medida, entre los de 25 a 44 años (0,3%).
Para Cuadros, esta caída en la ocupación juvenil tiene implicancias sociales profundas. “Muchos jóvenes no encuentran empleo ni siquiera en el sector informal. Y al no tener opciones ni redes de apoyo, en algunos casos terminan siendo absorbidos por actividades ilícitas o pandillas. Hay una línea directa entre inactividad juvenil y el crecimiento de la delincuencia”, advirtió.
El informe también revela una brecha de género persistente. Del total de ocupados, el 54,6% son hombres y el 45,4% mujeres. Mientras que el empleo masculino creció 3,4% (98 mil 800 personas), el femenino cayó 3,1% (-78 mil 600). Es decir, por cada mujer que perdió empleo, un hombre lo ganó.
Por nivel educativo, el empleo creció entre quienes tienen estudios universitarios (3,4%) y secundaria (1,9%), pero se redujo entre los que tienen formación técnica (-5,9%) y aquellos con primaria o menor nivel (-1,3%).
Uno de los datos que más destaca el INEI es el aumento del ingreso promedio mensual proveniente del trabajo, que pasó a S/2.172,1 en el trimestre analizado, lo que representa un crecimiento de 9,1% frente a igual periodo de 2024.
La mejora fue más fuerte entre los trabajadores del sector manufactura (15,5%), construcción (11,6%) y servicios (10,4%). A nivel educativo, los mayores incrementos se dieron en personas con educación universitaria (10,3%).
No obstante, Cuadros advierte que este avance es insuficiente si se le descuenta la inflación acumulada. “De 2019 a 2025, el ingreso promedio mensual subió nominalmente 27%, pero la inflación en el mismo periodo fue de 26,3%. Es decir, el poder adquisitivo creció solo 1% real. Estamos prácticamente estancados”, explicó.
Más aún, si se consideran datos anuales de 2024, el ingreso promedio real en Lima estaba 9% por debajo del nivel prepandemia. “Esto significa que muchos trabajadores ganan más en soles, pero compran lo mismo o incluso menos que antes de la pandemia”, añadió.
Un dato menos visible, pero igual de revelador, es el del subempleo por ingresos: trabajadores que, aunque tienen un empleo, no ganan lo suficiente para cubrir ni la mitad del valor de la canasta básica. Actualmente, más de 1 millón 600 mil limeños se encuentran en esta situación, según estimaciones del economista Fernando Cuadros, lo que representa un incremento de casi medio millón de personas respecto a 2019.
“Hoy en Lima hay más de 1 millón 600 mil personas con empleo que no ganan ni para media canasta. Eso es subempleo por ingresos, y ha crecido en casi medio millón desde 2019”, explicó Cuadros.
Además, señaló que esta categoría ha aumentado en 5,4 puntos porcentuales respecto al nivel prepandemia, lo que revela un deterioro estructural en la calidad del empleo.
“El grueso del subempleo ya no está en la cantidad de horas trabajadas, sino en los ingresos. Es decir, hay más personas empleadas, pero en empleos precarios que no les permiten salir de la pobreza”, sostuvo el especialista.
El estancamiento del empleo formal también guarda relación con el débil crecimiento económico. En mayo, el Producto Bruto Interno (PBI) aumentó apenas 2,67%, y en lo que va del año (enero-mayo) acumula un crecimiento de 3,13%.
“Necesitamos crecer por encima del 5% anual para generar empleo formal de calidad. Con estos niveles, lo que se expande es el empleo precario, no los ingresos reales ni la reducción de la pobreza”, remarcó Cuadros.
De hecho, el economista recuerda que la pobreza sigue rondando el 30% a nivel nacional, y que la recuperación de indicadores prepandemia aún no es completa. “El empleo adecuado apenas ha subido de 60,3% en 2019 a 60,7% ahora. Es casi nada. Y si miramos la estructura del empleo, el subempleo por ingresos es más alto que antes”, concluyó.

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