Por: Sandro Mairata
La avalancha de cifras, listas y recuentos de fin de año arroja un panorama singular para el cine peruano en 2023. Bajo este lente, Lima aparece disociada de las regiones, obsesionada con crear una industria cinematográfica sostenida en base a comedias y a las marcas de auspiciadores de las cuales dependen. Así, siete de las diez películas peruanas más taquilleras de este año son comedias y todas producidas en Lima, en datos dados a conocer el viernes 29 por el especialista en marketing Maykoll Calderón.
Entre tanto, en el resto del Perú están las cintas que acumulan aplausos de la crítica y los premios, estas películas son las que le vienen dando prestigio al nuevo cine peruano y que, por desgracia, pocos saben que existen.
Revisando los estrenos peruanos más vistos, la reina Midas vigente del cine peruano comercial, Ani Alva Helfer, encabeza la lista con su sólido millón de espectadores por Soltera, casada, viuda, divorciada (estrenada el 20 de abril) y se hizo ya del puesto tres con Isla bonita, un taquillazo que se veía venir por su respaldo publicitario –privado y estatal– que fue estrenado recién hace un mes (30 de noviembre) y que ya certificó los más de 500 mil espectadores.
Hay que notar además la buena performance de dos películas del director especializado en animación Eduardo Schuldt, quien llevó a más de 106 mil espectadores a las salas con Una aventura gigante (puesto 6, estrenada el 12 de enero) y de inmediato le sigue Milagros, una osa extraordinaria (puesto 7, estrenada el 27 de julio). De nuevo, en las listas con los mejores números no se encontrarán los títulos que más han emocionado a la crítica y que cosecharon sus palmas, como Yana-Wara (Puno), Historias de Shipibos (Ucayali), Diógenes (Ayacucho) o Cielo abierto (Arequipa), puesto que estos títulos aún no se estrenan en las salas comerciales. Por otro lado están los juegos del cálculo para buscar la mejor exposición, algo que falló en el caso de El caso Monroy, lo más reciente de Josué Méndez (para varios críticos, la mejor cinta nacional de lo estrenado en salas de cine), que destacó en el entorno de cine de autor pero debió competir palmo a palmo con la popular Susy: una vedette en el Congreso y no generó la respuesta esperada.
Si algo definió el 2023 fue la cantidad de la producción cinematográfica nacional: la web Cinencuentro reveló que 2023 trajo un nuevo récord: 80 largometrajes estrenados sumando espacios comerciales (25%), virtuales (19%), alternativos (26%), internacionales (10%), festivales nacionales (22%) y 13 filmes reestrenados en versiones restauradas.
El incremento ha sido sostenido, pasando de 69 filmes en 2021 a 74 en 2022 y ahora la cifra actual. Otro dato interesante es que 12 películas peruanas fueron dirigidas por mujeres (15%) y 69 por hombres (86%), incluyendo 4 codirecciones.
Pero en un año de diversos premios y lauros, ninguno fue más importante que el Premio a Mejor Largometraje en el Festival de Cine de Mar del Plata para Kinra, cinta de Marco Panatonic.
La cúspide del cine peruano en 2023 fue el Premio a Mejor Largometraje en el Festival de Cine de Mar del Plata para Kinra, cinta de Marco Panatonic.
La victoria de Kinra, una cinta hablada en quechua y rodada en Cusco, con actores no profesionales, es la victoria más importante del cine peruano desde que La teta asustada ganó el Oso de Berlín en 2009. Sin embargo, aún no puede verse, no tiene fecha de estreno en Perú y todavía debe pasar un recorrido por festivales hasta que consiga el impulso para su estreno. Asimismo, en el centenario de Armando Robles Godoy, fue muy loable el esfuerzo de la Asociación Peruana de Prensa Cinematográfica – APRECI por dar a conocer el trabajo de nuestro laureado cineasta, tarea que sigue vigente.
Y he ahí la gran paradoja: nuestro mejor cine no tiene cómo llegar al gran público. Siguiendo con datos de Calderón, de las 25 cintas más taquilleras en el Perú en 2023, hay solo dos peruanas: Soltera, casada, viuda, divorciada y ¡Asu mare! Los amigos, de Carlos Alcántara.
En un círculo vicioso difícil de romper aún, tenemos un gran cine, variado y creativo, pero lo que más consume el espectador peruano son comedias, de desigual calidad y con rostros rotativos, una y otra vez.
Ani Alva Helfer consiguió la primera y tercera cintas peruanas más vistas en 2023 sumando millón y medio de espectadores entre ambas.
Así, en la opinión pública se mantiene la impresión de que no hay variedad, de que todo es lo mismo, de que la calidad promedio de nuestro cine es paupérrima. Nada más falso.
Por poner un ejemplo de lo distante de las realidades, cuando en el Festival de Cine de Lima 2023 pedí un afiche de la excelente Yana-Wara a su codirector Tito Catacora, este me dijo que no podía darme uno porque no tenían dinero para imprimirlos. Al otro lado de la ecuación, estrenos como Susy: una vedette en el Congreso o la reciente Isla bonita han sido apoteósicos –Isla bonita cerró la Plaza de Armas de Iquitos con una alfombra verde y concierto de Explosión.
Fue en este entorno de distorsión de las cosas que se alumbró la iniciativa del Proyecto de Ley 5903/2023-CR, más conocido como “Ley Tudela”. Haciendo gala de una absoluta ignorancia sobre el sector audiovisual, los congresistas Adriana Tudela y su respaldo mediático Alejandro Cavero (quien dijo “yo no veo ninguna película (peruana) que haya ganado absolutamente nada”), pretenden –aun– retirarle el respaldo al cine en lenguas originarias y modificar el sistema de acceso a fondos para realización de nuevas producciones.
Para muchos, El caso Monroy fue la mejor cinta peruana de 2023 estrenada en salas comerciales. Pero Yana-Wara es la favorita de muchos (vista en festivales nacionales) y también se espera el estreno comercial de Historias de shipibos.
El hecho sacudió el ambiente audiovisual y produjo el saludable efecto de la creación del colectivo En Defensa del Cine Peruano, que ha plantado una férrea defensa ante la irracional embestida legislativa. El peligro no ha pasado, la lucha se mantiene.