Hace veinte años, cuando publicábamos la revista Andares, apareció aquí, en la redacción de La República, un joven que se identificó como James Posso Sánchez para retarnos a conocer “el cañón de Cotahuasi”, en Arequipa. Posso tenía razón: el lugar era espectacular y su publicación fue la partida de nacimiento de Cotahuasi como nuevo destino turístico del sur peruano. Por aquellos años, el turismo en esta región se limitaba a la Ciudad Blanca y el cañón de Colca. Posso logró situar a Cotahuasi en el mapa turístico regional con festivales deportivos, reportajes y un libro que se ha convertido en lectura obligada para entender el enorme potencial turístico de Arequipa.
Años después, Posso participó en la creación del Geoparque del Valle de los Volcanes y los Humedales de Chaviña, dos espacios arequipeños que demuestran la íntima relación del entorno paisajístico con el turismo sostenible. Incluso también nos dio la primicia del hallazgo de una nutria de agua dulce en una laguna perdida entre las montañas de Colca, cuando era una especie que ya integraba la lista de animales extintos.
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Ahora nos sorprende con el destino del litoral arequipeño, a través de un libro dedicado al puerto de Matarani, en Islay. “Sí, es mi primer libro de la costa arequipeña. Y todo nació un día en que me sorprendí al ver un moderno crucero anclado entre decenas de bolicheras”, nos dice Posso mientras exhibe las espectaculares imágenes.
“Fue así como entendí lo importante que es impulsar la llegada de cruceros. Al aumento de turistas se suma el hecho de saber que Arequipa es la única región que ofrece la oportunidad de ingreso de turistas por aire, tierra y mar. Pueden visitar el Santuario Nacional Lagunas de Mejía, la Ciudad Blanca, patrimonio de Arequipa, el cañón de Colca y el Cañón de Cotahuasi. Todo depende del tiempo que disponen los cruceros anclados en el puerto administrado por el Terminal Internacional del Sur (Tisur). Además, llegan buques enormes que transportan los minerales de Las Bambas, Cerro Verde, Antapaca y Yura”.
Por si fuera poco, este paraíso marítimo ofrece una enorme diversidad biológica. En sus playas de arena blanca y aguas turquesas, escondidas en el litoral de Islay, se pueden ver cientos de lobos marinos, pingüinos, delfines, aves y un largo etcétera de fauna local. Todo con el entorno paisajístico sobrecogedor, labrado durante siglos por la actividad volcánica, las fuerzas del viento, la actividad sísmica y la erosión del mar. “Todo esto a solo 10 minutos de los puertos artesanales —asegura Posso—. Queremos promover una ordenanza regional que reconozca las playas y caletas mágicas de Arequipa, y así impulsar la conservación de los paisajes situados entre las provincias de Islay y Camaná. Es la única forma de evitar el tráfico de tierras, invasiones y la lotización informal que solo trae contaminación”, agrega el fotógrafo y comunicador.
La presencia de transporte marino de gran volumen no le ha restado el temperamento de caleta. Foto: James Posso S.
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Matarani y Mollendo son los puertos más tradicionales de Arequipa. Ahora que se viene la temporada de verano, los turistas pueden comprobar el porqué de su fama como balneario arequipeño. Sus playitas de aguas frías no han perdido su temperamento de caleta de pescadores. Son las playas naturales para los habitantes de la Ciudad Blanca y con mucho mayor movimiento que otros poblados del litoral arequipeño, como Camaná y Chala.
Posso reconoce que su proyecto editorial se hizo realidad gracias al apoyo del alcalde de Islay, Irwin Santoyo Chalco, quien siempre apostó por el desarrollo turístico de su provincia: “Islay cumplirá un papel fundamental por ser un lugar privilegiado y estratégico —pronostica el burgomaestre— por tener el principal puerto de Arequipa y del sur del país. Por la inmensa biodiversidad del mar que nos sustenta y por la incomparable belleza de sus playas y caletas, recursos turísticos que nos comprometemos a consolidar de una manera sustentable y sostenible”.
Santoyo justifica el libro de Posso porque “uno de los primeros pasos para consolidar los recursos turísticos de Islay es la publicación de este libro de lujo, de tapa dura y formato de libro de mesa que, a través de sus páginas, permite conocer la historia, las costumbres, los sabores, los puntos de interés, y también el trabajo de los pescadores artesanales, los que con su esfuerzo y —muchas veces— arriesgada labor llevan a los mercados de la región y del país los mejores productos marinos”.
Y fue precisamente el alcalde Santoyo quien presentó el libro de Posso: “Estoy seguro de que esta publicación se convertirá en una excelente carta de presentación de nuestro distrito. Y de que después de viajar por sus páginas, deleitándose con cada una de las fotografías de James Posso Sánchez, más de uno se verá tentado a visitarnos para navegar hacia Punta Hornillos, relajarse en las playas y caletas o explorar el bosque pétreo de la quebrada Coloca”.
Posso confía en que Islay puede apostar a convertirse en un nuevo destino para el turismo internacional. Y es precisamente su libro el que logró convocar el apoyo de la autoridad política provincial y de la empresa privada, a través de Tisur, empresa que opera el puerto de Matarani: “Está comprometida con nuestra visión turística —sostiene Posso—, como lo ha demostrado al auspiciar diversos eventos”.
Pero el encanto de Islay no se limita a sus playas. En este distrito hay que navegar hacia la biodiversidad de Punta Hornillos, que forma parte de la Reserva Nacional de Islas, Islotes y Puntas Guaneras. Posso añade que “el desierto costero de Islay presenta una vegetación milagrosa y hasta un bosque de rocas formado por la erosión del viento, cuya superficie todavía está cubierta por la ceniza del volcán Huaynaputina, que erupcionó hace exactamente 423 años. Los invito a disfrutar de los paisajes y costumbres que nos regala este hermoso lugar. Es tan bello que me alejó —solo temporalmente— de mis montañas, valles altoandinos, volcanes y cañones arequipeños”.