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Domingo

Crónica de una capital drag

‘Arde Lima’ es el tercer documental del director peruano Alberto Castro, quien aborda la temática LGTBI desde la mirada de un grupo de drag queens limeños. Será uno de los estrenos más importantes de la Semana del Cine de la Universidad de Lima.

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Documental contrapone la fantasía en los escenarios versus la difícil realidad de una Lima cada vez más conservadora. Foto: Marco Cotrina - La República

Por: Sandro Mairata

Los últimos minutos de Arde Lima son los que más exigieron a Alberto Castro y a su equipo de filmación. “Fue dificilísimo”, dice ahora. Sin spoilers, diremos que se trata de una suerte de popurrí que reúne a varios personajes de su historia, demostrando lo mejor de sí y coronando este minucioso documental. “Grabar un documental se puede hacer con un equipo de dos o tres personas. Aquí se tuvo un equipo de 40”, explica. Lo más interesante del asunto, lo que quedará en la memoria, es que el apoteósico final se rodó el mismo día en que Pedro Castillo dio su inútil golpe de Estado.

“No sabíamos qué iba a pasar al día siguiente”, recuerda Castro. “No sabíamos si íbamos a volver a grabar, no sabíamos si iban a salir los militares a la calle. Fue una locura. Cuatro días de grabación de esa secuencia final en diciembre de 2022, que nunca vamos a olvidar porque políticamente no sabíamos quién iba a ser presidente del país. Y estábamos grabando una película con drag queens en las calles”.

Arde Lima es el tercer documental con temática LGTB de Castro, quien se hizo un nombre en las redes digitales con el alias McZorro, primero en su faceta de crítico de cine y luego como guionista y productor. A sus 34 años, el director limeño presentará su nuevo título (el segundo de este año) en la Semana del Cine de la Universidad de Lima, que va del 11 al 19 de noviembre.

Allí donde Invasión drag (2021) retrataba la visita a Lima de los drag queens estadounidenses del célebre programa ‘RuPaul’, Salir del clóset (estrenado en enero de este año) es una mirada a la realidad de asumir la identidad de género en un Perú ultraconservador. Arde Lima retoma el hilo de Invasión…, pero la mirada es local.

"Sí siento que ha cambiado un poco la percepción social sobre el tema LGTB. Al menos nos toleran. Eso no se refleja en lo más mínimo en cómo el Estado se mueve". Foto: Marco Cotrina - La República

Crónica LGTB

Con este lanzamiento, Castro reitera su lugar como el cronista audiovisual más visible de la comunidad LGTB nacional, algo que asegura no ha buscado ni que forma parte de un plan. Le cuesta explicarlo, pero el material de Arde Lima ha atravesado a las otras dos películas y fue tomando forma en las sucesivas revisiones, superando un proceso vertiginoso lleno de altibajos.

Así conoceremos al tímido y reservado Anthony, un joven de San Martín de Porres que vive con su madre, pero que de noche se convierte en Tany de la Rivera, una despampanante mujer de abundantes cabellos rubios y vestido largo ceñido de lentejuelas azules, quien corona su show lanzándose al público. Veremos también los ensayos y vida a la luz del día de Renato, un veinteañero de cabellos ondulados y aire intelectual que para todos los efectos nocturnos se hace llamar Stacy Malibú.

“Siento que hay demasiada shit…”, dice Stacy. “Nuestra sociedad está muy enrejada, muy chunche, y no tenemos espacio para abrirnos, para expresarnos” Stacy/Renato prepara sus trajes, corta y pega mientras su abuela —quien se muestra como su fan principal— le habla al entrevistador (Castro detrás del lente) sobre lo mucho que lo aconseja y de lo intranquila que se siente cuando ve salir por las noches a su nieto.

La dirección de Castro hace de Arde Lima un relato que contrapone la fantasía que crean los drag queens con los sucesos de su vida personal. Por ahí aparecerá Ernesto Pimentel contando anécdotas y hasta preguntándole a Castro el porqué de su apodo, McZorro (alguien de la comunidad LGTB podrá adivinar la respuesta).

Arde Lima tendrá estreno oficial en algún momento de 2024 en salas de cine; eso es algo que Castro se ha propuesto. Y, sobre si sus proyectos a futuro seguirán girando en torno a la comunidad a la que él mismo pertenece, el director confiesa no saberlo. Está trabajando en algo que aún no puede adelantar, eso sí. Sobre el resto, responde “el tiempo me ayudará a entender a dónde va mi trabajo”.