Hace algunas semanas, un estudiante de la Universidad de Lima intentó quitarse la vida lanzándose del quinto piso de la Facultad de Arquitectura. Al parecer, el joven habría discutido con su pareja y en un rapto de emociones se lanzó al vacío.
El incidente puso de manifiesto, una vez más, los problemas de salud mental que afectan a la población del país, especialmente a los jóvenes. Según el Sinadef, el año pasado se quitaron la vida 686 personas y más de 2.000 lo intentaron. Asimismo, ha aumentado la violencia en los colegios: el 2022 cerró con casi 2.500 casos de bullying, la cifra más alta en nueve años. En los primeros seis meses de este año se reportaron más de 2.000 casos.
Cada vez es más patente la necesidad de contar con más profesionales especializados en la salud mental. Según el decano del Colegio de Psicólogos del Perú, Miguel Vallejos, en el país hay aproximadamente 100.000 psicólogos, pero se necesitan por lo menos 300.000 para atender la demanda existente, sobre todo en colegios y en establecimientos de salud.
–Solo en el ámbito educativo se necesita un psicólogo para cada una de las más de 100.000 instituciones educativas que tenemos –dice–. Y no solo tenemos que atender a las instituciones educativas, tenemos que atender a toda la población. De los 33 millones de peruanos, yo diría que por lo menos 20 millones necesitarán en algún momento de atención psicológica.
Un informe de LR Data reveló, recientemente, que apenas poco más del 2% de las instituciones educativas públicas cuentan con al menos un psicólogo, pese a que así lo establece la Ley 29719 desde hace 12 años. El camino para cerrar la brecha todavía es largo.
Hay unos 6.000 psicólogos trabajando en el primer nivel de atención del Minsa. Foto: Félix Reátegui - La República
¿Por qué no tenemos suficientes psicólogos en el país?
–El problema es que el tema de la salud men- tal ha sido estigmatizado durante muchos años–dice Miguel Vallejos. –Se asociaba a personas que padecen algún tipo de psicosis y se pensaba que los psicólogos solo se dedican a tratar cuadros severos, sin ver que muchos tienen una orientación más hacia la prevención.
–Durante mucho tiempo se dijo que los psicólogos trabajan con personas que “están mal de la cabeza” –dice, por su parte, Carlos López Villavicencio, vicedecano de la Facultad de Psicología de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH)–. Entonces, los padres les decían a sus hijos “¿cómo vas a estudiar eso?”. Así como muchas personas se negaban a ir al psicólogo, porque hacerlo era una manera de decir que estaban locas.
Los dos especialistas sostienen que, felizmente, en los últimos diez años esa percepción fue cambiando y que la sociedad cada vez fue más consciente de la importancia de una buena salud mental. Pero era un cambio paulatino, hasta que llegó la pandemia del coronavirus.
–Antes de la pandemia, los niveles de ansiedad como diagnóstico estaban presentes entre el 60 y el 70% de personas que llegaban a consulta –dice López Villavicencio. –La de- presión estaba entre el 50 y el 60%. Pero con la pandemia, los niveles de ansiedad crecieron en un 160% y los de depresión, en un 145%. Y la violencia física y verbal, en un 110%.
Solo el 2% de los colegios del país cuenta con al menos un profesional de la salud mental. Foto: Félix Reátegui - La República
Con las familias peruanas padeciendo los efectos psicológicos de la muerte, la enfermedad, el encierro y el aumento de la pobreza, fue natural que muchos jóvenes peruanos decidieran estudiar una profesión que la sociedad requería cada vez más.
–[El número de estudiantes de Psicología] ya venía creciendo, pero la pandemia ayudó a visibilizar las necesidades de esta profesión –dice Vallejos.
Entre el 2020 y el 2022, Psicología fue la ca- rrera que experimentó el mayor crecimiento de estudiantes matriculados: pasó de 60.507 a 97.313, un aumento de 61%, según la Sunedu. El decano del Colegio de Psicólogos dice que este año ese número supera los 120.000.
–En los próximos cinco años egresarán unos 50.000 psicólogos –anota.
El déficit de profesionales, progresivamente, se irá cubriendo. Pero ¿adónde ingresarán a trabajar? ¿Y en qué condiciones?
Buena parte irá a los colegios, que es donde hacen falta. Sin embargo, los especialistas lamentan que en muchas de estas instituciones no se les valore como es debido y no se aproveche mejor sus capacidades y su conocimiento.
–Esa es una tarea pendiente en el sector Educación –dice Miguel Vallejos–. Se les trata como personal administrativo y ganan menos que un auxiliar. Se los contrata por temporadas, seis meses, ocho meses. No tienen la posibilidad de hacer una carrera.
Carlos López lamenta, por su lado, que los ponen a ejercer solo labores interventivas cuando podrían dedicar más tiempo a acciones preventivas que, a su juicio, son las que ayudarán a reducir la violencia escolar.
Otro cantar es la situación de los psicólogos en los establecimientos de salud públicos. La primera preocupación de los expertos es que hay muchos menos de los que debería haber. Hace unos días, Percy Mayta-Tristán, médico e investigador de la Universidad Científica del Sur, dio a conocer en su columna semanal en La República que a septiembre de este año solo había 5.988 trabajando en los 8.317 centros de salud del primer nivel de atención del Minsa.
Lo más preocupante, dice, es que casi el 40% de esos profesionales trabaja de forma gratuita, a través del llamado “serums equi- valente” que, según él, es, en la práctica, una forma de explotación moderna.
–Sin duda, hay un avance [con la creación de los centros de salud mental comunitarios], pero todavía tenemos una cobertura muy deficiente, y lo que es inaceptable es que en el primer nivel de atención tengas personal titulado que trabaja gratis –dice a DOMINGO–. ¿Cómo protegemos la salud mental de las personas cuando no protegemos la salud mental de los trabajadores de la salud mental?
–En general, no hay más plazas [en el Ministerio de Salud y Essalud], y esa es la dificultad central –dice López Villavicencio–. Hay psicólogos en muchos sectores públicos, a nivel de ministerios, a nivel de asesorías, pero el trabajo fundamental está en el campo. Una de las co- sas que estamos trabajando como Universidad Cayetano Heredia es formar alianzas con Gobiernos locales para que se abran servicios que cubran esta necesidad.