El zorro de arriba (en el techo) y el zorro de abajo (jugando con un perrito) fueron las imágenes que sirvieron para responder a esos
vecinos de La Molina preocupados por la presencia de estos cánidos que amenazaban a sus mascotas.
La respuesta en las redes fue abrumadora e indignada: somos nosotros, los humanos, quienes amenazamos el hábitat del zorro costeño. Y aquello nos trajo el recuerdo del ahora célebre zorrito Run Run, que pasó a mejor vida desde su prisión casera en un asentamiento humano de Lima a los ambientes de la Granja Porcón, en Cajamarca, donde vive en un cautiverio mucho más cómodo. Run Run dejó de ser un zorro de abajo, en la costa, a ser un zorro de arriba, en la sierra, gracias a su merecida fama mediática.
Pero ¿nos debe sorprender toda esta histeria colectiva provocada por los zorritos?
Lo cierto es que tenemos una antigua relación de amor y odio con los zorros.
Habita en casi toda la mitología andina. Desde el antiquísimo Cuniraya Viracocha, quien maldijo al zorro por no darle una respuesta
positiva sobre la fugitiva Cavillaca y el hijo de ambos. En el manuscrito quechua de Huarochirí, traducido por José María Arguedas, se puede leer: “Y el zorro le dijo: Ella está muy lejos, no la encontrarás. Cuniraya le contestó con enfado: A ti, aún cuando camines lejos de los hombres, que han de odiarte, te perseguirán; dirán: ese zorro infeliz, y no se conformarán con matarte; para su placer, pisarán tu cuero, lo maltratarán”.
Siempre en Dioses y hombres de Huarochirí (capítulo 3), podemos identificar al zorro como uno de los animales que se salvó del diluvio que asoló la costa y sierra de Lima. Fue el último en llegar a la cumbre del Huillcacoto, donde se apretujaban humanos y animales sobrevivientes. Las aguas llegaron hasta allá arriba y mojaron la cola del zorro, de ahí -dice el mito- su tonalidad oscura en relación con el resto de su pelaje. Y en el capítulo 5 leemos el lado bueno de los zorros y la fortuna que traen: “Uno de los hijos de Pariacaca, llamado Huatyacuri, se quedó dormido en un cerro de Cieneguilla. Ahí pudo escuchar la conversación que sostuvieron el zorro de arriba y el zorro de abajo. Ese fue el secreto de su posterior fama y poder en las zonas altas de Huarochirí”.
El zorrito molinero generó una campaña de solidaridad. Ahora sabemos que algunos vecinos lo alimentaban. Foto: La República
Por si fuera poco, también figura entre las deidades del cosmos. Allá arriba es Atoq, el zorro, que aparece bajo la llama cósmica. Ambos son las sombras más importantes de la Vía Láctea. Se le puede ver durante toda la noche. Pero al amanecer, esa llama cósmica parece ocultarse en el horizonte: dicen que se bebe el agua del mar para no inundar el mundo. La pregunta de rigor es ¿quién pisotea al Atoq? ¿Quién hace cumplir en la vida real la maldición de Cuniraya? La respuesta me la dio, aquí abajo, un ganadero de Tanta: cuando nacen las vicuñas, el zorro se mete en las manadas tratando de cazar a los recién nacidos. Y las vicuñas se unen para pisotear al zorro: lo de abajo, en la Tierra, se ve reflejado arriba, en el cielo nocturno.
Volviendo al episodio de La Molina, hay que decir que la reacción de las autoridades fue rápida y oportuna.
Faby Ferro, de la Sociedad Protectora de Animales, comprobó que el zorro (Lycalopex culpaeus) de La Molina ya es conocido en el barrio y muchos vecinos le dan de comer. Ella junto con los funcionarios de Serfor (Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre) y de la municipalidad de ese distrito han coordinado la creación de un corredor ecológico que facilite la movilización de los cánidos. También anunció una campaña de capacitación para los agentes de la policía y vecinos interesados.
Javier Jara, especialista en fauna silvestre del Serfor, explicó que los zorros son de hábitos nocturnos y es improbable que ataquen al ser humano, salvo que se sientan amenazados. “El zorro se desplaza en un rango de 10 a 40 kilómetros en un día y Rinconada Alta sería uno de los sitios por donde se mueven. También puede dirigirse a Cieneguilla, Pachacámac y otros distritos con sistemas de lomas, entre otros lugares aledaños que forman parte de su hábitat natural”.
Por su parte, Enrique Michaud López, director de Gestión Sostenible del Patrimonio de Fauna Silvestre del Serfor, advirtió que “los
zorros pueden ser susceptibles a enfermedades infecciosas usualmente encontradas en carnívoros domésticos, tales como: distémper, parvovirosis, erliquiosis, entre otras… y pueden ser portadores de enfermedades infecciosas transmisibles a carnívoros domésticos, tales leptospirosis, endoparasitosis, rabia, entre otras. Por eso no es bueno darles de comer o intentar acostumbrarlos a la presencia humana, porque puede llevar a la transmisión de enfermedades, accidentes por agresión, un mayor incremento de su presencia en áreas urbanas, entre otras consecuencias negativas. Lo mejor es establecer una convivencia armónica con los animales silvestres, al compartir el mismo hábitat y frente a la proximidad cada vez mayor con las personas, que es generada por el crecimiento urbano”, agregó.
Técnicos de Serfor evalúan un corredor ecológico para los zorros. Foto: La República
A su turno, Mayra Díaz, de la Gerencia de Desarrollo Sostenible de la municipalidad de La Molina, reveló a través de un comunicado que el martes pasado realizaron, junto con técnicos de Serfor, una primera evaluación de los lugares donde ha sido reportada la presencia del zorro. Y confirmó que se establecerá un corredor a lo largo de los cerros que rodean La Molina y que limitan con otros distritos como Cieneguilla y Pachacámac. Anunció que “este corredor contará con la señalización adecuada para evitar que los seres humanos invadamos su zona. No colocaremos un cartel de peligro, sino más bien informaremos sobre la presencia de animales silvestres, con el fin de mantener una convivencia pacífica y saludable”. Añadió que, actualmente, en las zonas donde fueron avistados los zorros se realizan acciones disuasivas con mayor frecuencia del patrullaje con circulina, desde las 11 de la noche hasta las 4 de la mañana, a fin de ahuyentarlos. “Mantendremos el buen manejo de los residuos sólidos durante el día y pondremos al servicio de los vecinos el servicio veterinario para que vacunen a sus mascotas”, apuntó.
Todo lo expuesto solo compete a Lima, pero aún falta evaluar la situación de esta especie en lugares afectados por lluvias y huaicos.